Capítulo 1- Mar de niebla

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Vanaheim nunca había sido tan tranquilo. Los niños seguían jugando, madres buscaban pócimas y n gran número de nuestros hombres salían a defender a los grandes dioses de Asgard. Adoraba mi vida, mi padre ayudaba con las pócimas y brebajes a mi madre, mi hermano quería demostrar que Nidhogg existía y por Odín que ponía ganas.

-Lynae ¿Llego muy tarde?-Un rostro que me sonaba familiar se iba difuminando poco a poco. 

Mi corazón dio un vuelco y de pronto me desperté. Bajé las escaleras y vi a mis padres. Mostraron un rostro apenado que apenas duró unos segundos, fingieron una sonrisa al rato.  Mi madre,  se puso a mirar por la ventana, cualquiera podría imaginar lo que estaba pensando. Ojalá recupere su memoria pronto.  Y era el deseo de más de una persona.

Poco a poco había recordado más de la mitad de mi vida, pero habían cosas que se me olvidaban, caras, personas... Hace tiempo mi madre mencionó varios nombres pero no pude reconocer ninguno. Estaba convencida que el sueño que se repetía una y otra vez, el cual era un recuerdo, tenía la clave. 

-¿Cómo has dormido Lynni?- Van, mi hermano menor me hacía la misma pregunta día tras día. Quizá con la esperanza de que recuperase algo más de memoria, quizá por curiosidad o lo más probable por ambas cosas.

-Volví a tener el mismo sueño-Espeté mirando a mis padres. Ambos escondieron la cabeza- Se que no es solo un sueño y...-negué con la cabeza rápidamente.-No pasa nada, algún día sabré quien es. 

La mañana transcurrió con normalidad, conté algunas de las historias que a Van tanto le gustaba oír, ayudé a mi madre con Pócimas e incluso mi padre había ido a buscar telas para encargar más vestidos. Una vez acabadas todas las tareas, decidí caminar un poco por Vanaheim. Los Vanir éramos seres muy pacíficos, cuidábamos de la naturaleza y de ayudábamos por la fertilidad de los demás. No éramos dioses, algunos eran llamados caballeros celestiales, otras eran musas, y habían muchas otras ocupaciones entre nosotros. 

Lynae, ¿Llego muy tarde? La frase se repetía una y  otra vez, tratando de acordar su rostro y el porque esta sensación de calidez en mi pecho, pero sobretodo porque de golpe me sentía tan vacía. Estaba en el bosque del nexo. De ahí surgía el puente de Bifröst. Tenía la sensación de haber ido anteriormente caminando por el Arco iris  que formaba el puente. Pero en cuanto trataba de recordar la compañía nuevamente las nieblas que difuminaban rostros aparecía. Seguí caminando, pensando en todo aquello que , para mi, debía ser importante hasta que de golpe, el camino del nexo se abrió.

Ese puente arco iris únicamente se puede abrir a quien Odín desee. No entendía porque se había abierto aquí, porque se había abierto a mi. Pero no lo pensé, simplemente mis pies empezaron a caminar poco a poco hacía esa gran luz. Al abrir los ojos podía ver los nueve mundos, podía ver los mares de nubes. Me encontraba allí, andando sobre un arco iris. 

-Bienvenida Lynae- Una sonrisa surgió del rostro del hombre que tenía en frente. 

Sus ojos. Lo primero que pude ver eran esos ojos verdes, estaba segura que podía ver una selva entera dentro. Su pelo cobrizo, movido por la suave brisa del viento. Y sus musculoso cuerpo podía asegurar que se cuidaba.

-¿Nos conocemos?- Estaba segura que conocía a dicho chico. Por alguna razón, lo conocía demasiado bien. 

-¿Aún no recuerdas al hombre con el que engañabas a tu horrible prometido?- Mi rostro quedó paralizado, pero en el suyo solo se podía ver una ligera sonrisa- Odín, ese es mi nombre.

Antes de que pudiese hablar aparecieron unas nubes que se acercaron a nosotros. Odín se abalanzo sobre mí, tratando de esconderme cuando de dichas nubes salían tres hombres.

-Eres un insecto despreciable- Un hombre de cabello largo y blanco se acercó a Odin con una espada en mano.- No mereces dirigir Asgard.

-¡OD BASTA!- Un chico rubio se acercó a él y lo cogió del brazo.- No querrás meterte en un problema...

-Odín, mereces mis respetos- Un chico de piel más oscura me miró directamente a los ojos- Traer a Lynae aquí... y que no nos demos cuenta- De pronto empezó a reír.

Salí de detrás de Odín. Sabía que los había visto antes, tenía esa sensación. Además, la sensación del vacío en el pecho volvía. 

-Mi nombre es Loki- Dijo el rubio. Sus ojos dorados como el mismísimo sol se clavaron en mí. -El hombre de mi derecha es Od, un caballero celestial- El hombre de cabello blanco se quedó mirándome durante unos segundos para luego sacar su mirada de mi- El de mi izquierda es Hodur, dueño de Helheim, entre otros-Cuando su mirada se clavó en mi, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. - Y todos sabemos tu pasado.


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⏰ Última actualización: Jul 22, 2016 ⏰

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