Prologo: Un corazón roto

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Me desperté con un grito ahogado, una luz cegadora no me dejaba ver donde estaba, escuche la vos de mi padre y su mano en mi pecho diciéndome – relájate Jake, tranquilo, ya todo está bien- mire a mi alrededor estaba en la habitación de un hospital.

-tranquilo hijo, ya todo está bien- dijo mi padre

Su mirada era de preocupación

¿Qué ocurrió? ¿Por qué estoy aquí?- dije

No recordaba nada, mi mente estaba confusa y me dolía el pecho.

-tuviste un ataque cardíaco, pero ya paso lo peor...- me dijo mientras me apretaba la mano muy fuerte

Lo peor. Lo peor estaba por venir, un joven de 16 años con problemas del corazón, vaya suerte la mía, podía oler la muerte cada vez que me daba taquicardia mientras dormía, comía, o hacia cualquier otra actividad que mi condición me permitiera.

A pasado un año desde aquel día, los doctores lo llaman un milagro que un joven con el síndrome de Wolff y el corazón tan dañado, haya sobrevivido un año, se preguntaran ¿no hay un tratamiento o algo para poderlo curar? Pues... si, lo hay, se le llama trasplante de corazón, pero sería más fácil que un ángel cayera del cielo a encontrar un donante justo de mi "tipo de corazón" por así decirlo.

No le tengo más que rencor a la vida misma,tengo una vida pésima y triste, todo se ve blanco y negro, mi vida consiste en..., voy al colegio, pero voy cuando quiero, no me debo de preocupar por mis calificaciones, o cual quiera otra cosa que un estudiante normal, solo voy para poder pasar de año y complacer a mi padre, ver las prácticas del deporte en el cual alguna vez fui el amo, el capitán y mejor jugador del equipo de baloncesto, amaba sentir el balón en mis manos y esa sensación de encestar era lo mejor; pero esos días se acabaron para mí, ahora no puedo correr sin sentir que me falta el aire y el dolor en el pecho, en ese lugar donde alguna vez tuve un corazón.      

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