Una y otra vez he querido ser fuerte. Más que nada por soledad y necesidad.
Necesidad de no ser herido de nuevo, de quitar ese dolor de mi pecho lo más pronto posible. El dolor se va con el tiempo, dicen. Pero no es verdad.
Nuevamente he querido ser fuerte, pero por algún motivo esta vez es diferente...
Esta vez no he tenido que estar solo, esa vez fue distinto...
Esta vez, me tienes aquí, frente a ti, con el dolor a punto de derramarse de mis ojos, con todos los pedazos de mi corazón rotos, incluso con algunos de esos pedazos están perdidos.
Tu estás parado frente a mi, y me tomas entre tus brazos... En ese momento, fue como si todo el mundo desapareciera en una nube de humo y solo existieramos tu y yo. En un suspiro, mi ser vuelve a unirse de nuevo, como si ese simple tacto que tu me das hiciera que todo lo malo desapareciera de mi vida.
Descubriendo así, una vez más, que mi lugar es entre tus brazos...