Es la luz que nos despierta ante la verdad, sé que no me entiendes, sé que llorarás.
Nuestro cielo ahora es de cristal, el viento ha confesado que no nos puede alcanzar. No entra aire a través de las grietas en el firmamento.
Siento ser yo el que te lo diga, pero hace tiempo que nadie escucha la brisa pasar.
Hoy aprieto fuerte tu mano contra mi pecho para que oigas la verdad, los corazones se apagan cuando no pueden respirar.