El contrato

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Sangre. Está por todas partes, su asqueroso olor metálico inunda mis fosas nasales. No hay nada más que vísceras, carne y sangre. Cuerpos inertes sin vida por doquier y en medio de todos estamos el y yo.

-He hecho el sacrificio que me pediste- pronuncie suavemente mientras veía ésos ojos rojos que estaban ocultos entre unas penumbras casi interminables.-ahora dame lo que quiero.

-Éstas seguro? Una vez que rechazas la religión es imposible arrepentirse de ello

-a caso parece que me arrepentiré de ello? - mustio por sus palabras-cumple mi deseo de una vez, ya te he dado lo que querías

-de acuerdo mocoso, entonces formemos el contrato...




Dinnnnnn Dinnnnnnnn Dinnnnnnnnm...

El despertador sonaba incansablemente, eran las 6:30 de la mañana, el sol comenzaba a vislumbrarse por el horizonte, los pájaros cantaban y la gente comenzaba su rutina, todo en un ambiente de paz y armonía.

Con pereza estiró su brazo y apagó el despertador que se encontraba en su pequeña cómoda que estaba al lado de su cama. Una vez realizada ésta acción se quedó unos segundos perdido en el limbo, sin nada mejor que mirar al techo, despertó de su trance cuando vio una mosca sobrevolar ese espacio, arrugó el entrecejo y se levantó.

Abrió la venta para que el molesto insecto saliese de su habitación para después entrar al cuarto de bañó que se hallaba contínuo a su armario. Se sentía hecho pedazos, intento mojar su rostro para relajarse pero eso no funcionó. Entonces optó por la segunda opción, entró en la ducha, comenzó a des vestirse y metió todo su cuerpo bajo el chorro da agua tibia. Estuvo así unos minutos hasta que algo lo hizo reaccionar.

-que se está quemando? -se preguntó a sí mismo alarmado.

Por alguna extraña razón no había notado el olor a chamuscado y ese humo que ahora se encontraba yuxtaponiéndose con el vapor del baño. Salió de la ducha rápidamente con nada más que una toalla amarrada a la cintura. Y lo primero con lo que se topó nada más al salir del baño fue una negruzca humadera, por suerte su ventana estaba abierta y el humo se dispersaba poco a poco.

Con algo de temor abrió su puerta y vio que todo su departamento estaba atrapado en esa espesa nube negra, inmediatamente corrió a abrir todas las ventas de su sala y comedor, después intentó hayar la fuente del humo, de seguro era porque algo había hecho corto, aunque también cabía la posibilidad de que algo se estuviera quemando, esperaba que no fuera así, se maldijo internamente por ser tacaño y no haberse comprado aquellos rociadores que se ponían en el techo y eran contra incendios.

Finalmente encontró la fuente de aquel desastre. La cocina. Caminó adentro de esta y observó con la escasa visión que tenía, por la exagerada cantidad de humo, que se estaba quemando su sartén sobre la estufa. Inmediatamente corrió a apagarlo y acto seguido encendió el extractor de humo que había comprado junto con la estufa, el cual no le había parecido tan útil cuando lo compró.

El humo comenzó a disiparse del lugar, poco a poco pudo tener un panorama más grande de su entorno, toda su cocina tenía hollín por todas partes, se maldijo internamente, su departamento debía estar igual de sucio. Recorrió con la visita el lugar, y se dio cuenta que algo no andaba bien, sobre la mesa habían un montón de ingredientes que el recordaba no estaban ahí la noche anterior, también sus alacenas parecían desordenadas y sus sartenes y espátulas estaban regadas.

Todo era muy extraño, sin mencionar que aún existía la duda de quien rayos había puesto el sartén en la estufa a quemarse. Obviamente no había sido él, Karin probablemente, tal vez salió a comprar unas cosas y se le olvidó la estufa prendida, pero... hacía un mes que ella ya no vivía con el, claro ahora vivía sólo. Sólo.

Sólo...

Claro, eso significaba que si el no lo había hecho alguien había entrado a su casa. Tragó duro, comenzó a sudar y sus manos temblaron ligeramente.

Nunca había sido muy valiente, enfrentarse a un ladrón que posiblemente pudiera ser un psicópata dispuesto a matarlo a sangre fría no era un escenario muy alentador en su posición.

Aún con miedo tomó un cuchillo y se dirigió al único cuarto de su departamento al que aún no había entrado, el cuarto de ejercicio, giró la perilla lentamente mientras se aferraba fuertemente al utensilio filoso. Uno, dos, tres... la puerta se abrió.

- haaaa!!!!- se abrió antes de que el pudiera entrar, retrocedió instantáneamente, perdió el equilibrio y cayó de lleno contra es suelo.

-ha, ya despertaste- le habló la persona que lo había hecho caer momentos antes. Lo miró detenidamente, era rubio y tenía unos hermosos ojos azules.

-quién eres tu? -le habló molesto el chico que yacía en el suelo. El rubio se agachó ligeramente y recogió el cuchillo del piso.

-que grosero eres Sasuke, qué? Ya no te acuerdas de nada? - el rubio le lanzó una sonrisa ladina y altanera.

-yo no te conozco, lárgate de aquí o llamaré a la policía.

-ho no! -dijo dramáticamente- la policía no!

-te doy cinco segundos para que te largues- el pelinegro enfureció.

-no

-qué?

-tengo una mejor idea- se fue colocando peligrosamente encima del otro-porque no mejor me quedo aquí y tú, me preparas el desayuno.

Sasuke al sentir aquella proximidad entre ambos no pudo evitar sonrojarse, lo empujó fuertemente, lo suficiente como para sacárselo de encima. Tal vez no era un asesino, posiblemente era un violador.

-quien eres? -pregunto con temor a su respuesta.

-jajajajaja, estabas tan borracho que ni te acuerdas- se burló de el, Sasuke fruncio el ceño- ésta bien terminaré con tu sufrimiento.

Se volvió a acercar mucho a el y colocó su dedo índice justo en donde se marcaban sus huesos entre su hombro y su pecho.

-ves esta marca? -le preguntó el rubio. Era una extraña marca que jamás había notado que tenía, ho no, se había hecho un tatuaje? - se le llama marca de maldición.

-y eso que rayos significa

-significa amigo mío, que ahora tú eres mío y yo soy tuyo

-eso sonó tan gay, ya en serio, quien eres y que por que me hice éste tatuaje?

-no es un tatuaje idiota

-entonces que es?! - transpiraba exasperación por sus poros

-es el símbolo de nuestro contrato, y bueno a mi me dicen de muchas formas pero casi todos me conocen como Kyubi. Y ahora soy tú demonio.

Así me imagino que estaban vestidos sasu y naru :3 espero que les haya gustado, no olviden votar y comentar. Nos vemos en el próximo capítulo sayonara <3

Invocando A Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora