El Regalo

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—Tienes bastante fuerza, Misaki, creo que te he subestimado.

— ¿Ah?...no me jodas maldito mono.... ¡ya suéltame!—

—No,no. Dije que te daría un regalo y lo tendrás~ — aquella sonrisa en el rostro del azul no decía nada bueno...al menos no para el rojo.

Aquel día, justo después de que los hermanos de Misaki aparecieran, la madre de estos, como agradecimiento, invito a cenar a Fushimi. Aunque al principio se negó recordó que podría pasar la noche ahí, con Yata. Sólo bastaba marcar a la teniente y decir que no llegará al dormitorio. Total, ya había terminado el turno del día.

Horas antes.

Saruhiko hacía una llamada desde su PDA, como buen oficial debía informar lo sucedido con lujos de detalles aunque después Awashima le exigiría el escrito...demasiada molestia. Informó que los niños que se habían extraviado ya estaban a salvo y él se haría cargo de ver que lleguen con bien.

—... ¿Tu?—

— ¿Hay algún problema con eso?— la mujer detrás de la bocina hizo un silencio sepulcral.

— Fushimi-kun... es tan extraño que dijeras eso y más cuando se trata de niños— sabiendo lo molesto que le era lidiar con ellos. Pero no se trataba de niños cualquiera, sino de los hermanos de Misaki —bien Fushimi, puedes retirarte, pero quiero ese informe completo para mañana—

—tsk... lo tendrá— sin más, cortó la llamada. En seguida, una mujer mayor con rasgos similares a los de Yata se le acerco. Con una sonrisa confiada le tocó el hombro, llevaba de la mano a los niños.

—Saru-chan...— giró de golpe al reconocer la voz, abrió los ojos perplejo y algo nervioso.

—S-Señora Yata...— le saludó con cortesía porque después de todo, la mujer no tenía culpa de nada. Ella sonrió nuevamente y le agradeció lo que había hecho. Sinceramente él no se lo esperaba.

—Ven a cenar a la casa, Saru-chan— oh, invitación tan placentera. Misaki desde lejos oyó lo que su madre había dicho y como si fuera llamado corrió a ellos, pues estaba a metros de Saruhiko y enseguida replicó a su madre.

— ¡¿Por qué lo invitas?!...— a lo que su respuesta fue lo obvio. La madre de Yata quería agradecer su acto. Y por más que Yata se negó, Fushimi terminó por aceptar.

—Espérame a cenar, Misaki~ —

— ¡Ni mierda!...— grito a lo que Saruhiko sólo sonrió como sabía hacerlo. Llevó las manos a los bolcillos y tras despedirse por unos momentos, se alejó del lugar, debía darles órdenes a sus subordinados, ya que él se retiraba.

=0=

— ¡Oye mono te estoy hablando!— el rostro de Misaki apareció frente a él sacándolo de sus cavilaciones —...tsk... ¿qué pasa, enano? No tienes por qué gritar—

—te pregunté si estás bien... llevas... bueno...— imitó el movimiento que hacía en su pecho, Misaki sabía que ahí estaba aquello que llamó orgullo. Saruhiko chasqueó la lengua y sonrió con algo de cinismo — ¿estás preocupado?—

— ¡¿AH?! Por supuesto que no...sólo... me preguntaba si...— el de azul le prestó atención, en sus ojos se notaba la preocupación y eso le incomodó un poco.

—Misaki, no seas idiota... mejor piensa en dónde me quedaré a dormir...—

— ¡¿QUE?! ...no nonononono... eso sí que no... —

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⏰ Última actualización: May 11, 2016 ⏰

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