No recuerdo haber tenido mañanas más lindas, que aquellas en las que despierto con el recuerdo de tu beso en mi mente.
Jamás creí que podrías sucederme, me imaginé tantas veces cómo sería el poder besar tus labios, acariciar tu cabello y decirte lo mucho que te quiero. Hasta ayer.
Me encantas, tú y tu sutil manera de hacerme sentir amada, valiosa, protegida. Eres una linda casualidad, y espero llevarte por siempre de la mano, o al menos, hasta que nuestros caminos decidan.
Si algo nos sale mal, lo podremos reparar, apuesto por eso. Si en cambio ya no quieres, seguiremos separados hasta lograr nuestras metas, quién sabe si nos encontremos después; otro día, otro mes, otro año, otra vida...
