Noche 1.5

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Aquí reportandonse luego de meses sin actualizar, sí... Que bien...
Rayos, en verdad lo lamento. Sé que mi vida personal es punto y aparte en todo esto, pero creanme que han sucedido muchas cosas, pero esto no es justificable, perdonen.

Inclusive tenía un reto, lamento no cumplirlo a tiempo.

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Ser tratado como un animal es terrible, pero lo peor es no poder hacer nada.

Nadie se dejaría tratar así, incluso está en el reglamento de este lugar; pero es mejor no abrir la boca. Todos los que trabajan aquí necesitan dinero desesperadamente, no venderías tu cuerpo porque sí y ya; y de eso se aprovechan. Si se te ocurre mencionar algún abuso de parte de un cliente, lo traen ante la "jefa" y a tí a también, dan dinero, se disculpa por tú comportamiento y te ganas una golpiza por parte del cliente y si no, por parte de ella.

—¿Lo estás disfrutando, putita?—Esa pregunta sonaría muy estúpida para cualquier persona si estuviera en esta situación.

—Deja de burlarte de mí.—Trataba de guardarme mis palabras, en verdad trataba.

Kimizuki seguía cogiendome mientras lanzaba insultos humillantes. No me importaba, nunca importaba. Hasta que se le ocurre hacer lo más tonto que pudo pensar: Trató de quitarme mi antifaz.

—¿Qué tal si me dejas ver toda tu hermosa c––

No dejé que terminara sus palabras y rápidamente me solté de su agarre, me giré y lo patee lo más lejos posible para lograr levantarme. Kimizuki, sorprendido y algo confundido, se levanta.

—¿¡Me acabas de patear?! Maldíta perra!—Acto seguido corrió hacia mí, tratando de golpearme; simplemente lo esquivé para luego darle un golpe certero en su rostro, dejándolo inconsciente. No permitiría que un idiota me quitara la poca dignidad que me queda.

Un sonido invade este penoso ambiente, era mi celular. Pero ese no era cualquier timbre, era el de la persona más espercial para mí. En seguida me fui en dirección al cuarto en dónde había estado.

Yuu-Chan, ¿Qué sucede?

—¡Mika! Necesito que vengas rápido!—Su voz parecía desesperada.

¡¿Qué te pasó?! ¡¿Estás bien?!

¡Esos idiotas otra vez volvieron y no encuentro mi espada!

—Tranquilo, voy en camino!

Colgué. Agarré mi maleta, me quité el antifaz y salí como diablo de ese sitio.
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A paso apresurado caminaba por las calles. Como era de esperarse, pocas personas se encontraban alrededor a estas horas. No me interesaba. Lo único que tenía en mi mente era a Yuu-Chan...Ese par de tontos me juraron que no volverían a molestar.

—¿A dónde vas tan apresurado, Mika?—Una voz muy conocida hizo que me detuviera.

—Lacus.—Era más que evidente el sarcasmo que emanaba de sus palabras. Maldito cínico. Antes de que siquiera volviera a burlarse lo agarré de la camisa.—¿Qué rayos hacen de nuevo por aquí?

—Tranquilo, Mika, tranquilo. Solo es un recordatorio.—Me respondió completamente sereno.

—Creo que sería mejor para todos que lo sueltes, ¿No crees?—Ya era momento de que apareciera René, ambos son inseparables.

Fuck! •Owari no Seraph•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora