Parte Unica

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Jin se dio vuelta en la cama por enésima vez esta noche. Tomó su teléfono para ver la hora, los números deslumbrantes en la pantalla se burlaban su falta de sueño. Eran las 2:33 am, y como en las últimas ocho semanas, el sueño era un extraño para él.

Había esperado estar bien por ahora, pero esta cama no era la suya, ni este lugar era su casa. Por más que trato de convencerse durante el día que él estaba bien, por las noches, sabía que todo era una mentira; un lamento amargo bombeaba desde su orgulloso corazón a cada parte de su cuerpo haciéndole doler hasta los huesos. Ya no le quedaban lágrimas, así que solo se siente inestabilidad mientras que las imágenes de su vida feliz pasan como flashes en su mente durante toda la noche.

Lo fue, había sido verdaderamente feliz con Namjoon, pero luego de cinco años de estar juntos, había sentido como si se estuvieran desvaneciendo; ya no se veían tanto por sus ocupadas carreras. Ya no iban a citas, dejaron de abrazase y besarse, y finalmente dejaron de tener sexo tan seguido como antes. Todo ello alimento la paranoia de Jin, de no ser lo suficientemente bueno para Namjoon y el empezó a pensar que su novio estaba esperando hasta poder encontrar a alguien más atractivo. Finalmente cunado Namjoon se hizo amigo del guapísimo Jackson en su trabajo, Jin sabía que lo inevitable iba a suceder y decidió que se negaría a ser puesto en ridículo. Siendo el cobarde que era, le escribió una larga carta a Namjoon, lleno una maleta, y salió de la vida que había trabajado tanto en construir.

Las dos primeras semanas fueron una agonía incesante. Namjoon llamaba y enviaba mensajes sin pausas y le costó mucho a Jin no sucumbir; lo único que quería hacer era correr de nuevo a los brazos de su novio. El perseveró, y desde la tercera semana en adelante las llamadas fueron cada vez menos antes de parar por completo; incluso los furiosos mensajes de textos de borracho habían dejado de hacer vibrar su teléfono.

La mayoría de sus amigos lo habían abandonado, y no podía culparlos; los únicos que se quedaron fueron Hoseok, su mejor amigo de la infancia y hermano extraordinario y Teahyung, amigo de Namjoon y novio de Hoseok. La cosas eran muy incomodas, como en cualquier ruptura con amigos en común, las conversaciones se deslizaban accidentalmente sobre Namjoon o cosas que habían hecho juntos; cada mención de su nombre era como una puñalada al corazón de Jin.

Ahora, ocho semanas después de su acto de cobardía, Jin se había dado cuenta de los extraordinariamente estúpido que había sido; dejar a Namjoon iba contra cada átomo de su cuerpo. Simplemente no quería vivir sin el menor. No existía un universo alterno en el que no deseara los brazos de Namjoon a su alrededor, su cuerpo contra el suyo todo los días de su vida, ¿Por qué escuchó a sus propias inseguridades? ¿Por qué no dijo nada antes de que fuera demasiado tarde? ¿Por qué no confió en Namjoon, que nunca le había dado una razón para no hacerlo? Él era un idiota.

Por lo menos, podía esperar que Namjoon encontrara a alguien que realmente lo mereciera, alguien que tuviera confianza y estuviese seguro de su relación, que coincidiera con Namjoon. Jin era mayor que él y siempre y se preguntaba qué era lo que el otro había visto en él.

No sirvió de nada, esta iba a ser otra noche sin pegar un ojo. Con un resoplido se levantó de la cama y se dirigió al baño. Dio una buena mirada al espejo; ojeras debajo de sus ojos que parecían hundidos y sin vida, su piel había perdido todo su color, y había perdido mucho peso. Estaba tan arto de sí mismo. Desde que había sido lo suficientemente estúpido como para dejar a Namjoon, debería ser capaz de poder superarlo y pasar la maldita página.

Estaba a punto de entrar a la ducha cuando un fuerte golpe en la puerta lo hizo saltar. Ajusto su bata mientras más golpes aterrizaban en la superficie de madera, haciendo sonar las bisagras de su puerta.

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