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Estábamos en el patio de mi casa, sentados en los columpios que ya eran demasiado pequeños para nosotros. Bianca estaba contándome acerca de una chica que la molestaba en el colegio, burlándose de sus lentes. En ese momento solo podía pensar en cómo alguien podría burlarse de alguien tan inocente y dulce como Bianca, con esos grandes ojos azules, en los que te podrías perder por horas, y esa sonrisa tan deslumbrante que podría brillar hasta en los momentos más oscuros.
Le dije que no se preocupara, que ella era solo una chica que la envidiaba por lo linda que era ella, Bianca se sonrojo al igual que yo, nunca había admitido que me pareciera linda pero me pareció el momento correcto, era de noche, las estrellas y la luna iluminaban el patio de manera leve.
Me voltee a verla unos breves segundos y le sonreí, ella sonrió de vuelta. Me incline hasta que nuestras narices se tocaban y nuestros alientos se mezclaban, roce sus labios y me estremecí, en ese momento supe que amaba a Bianca.

Volví de mi recuerdo al escuchar que alguien me llamaba. No entiendo que hago pensando en Bianca, ya hace tres años que se fue y no tenia sentido seguir pensando en ella. No puedo permitirme seguir haciéndolo, Bianca no esta aquí, se fue, y yo debo olvidarme, dejar de pensar en ella tal y como ella no pensó en mi al irse. Me doy cuenta que es mi amigo Mike quien me llamaba y ahora esta parado frente a mi con una cerveza en la mano,ofreciéndomela. Yo la tomo con gusto, necesito una distracción. La destapo y la bebo toda en dos tragos, al terminar, sacudo la cabeza un poco y me encuentro con la sorprendida cara de mi amigo.
—¿Todo esta bien, Lucas?— pregunta mientras pone una mano en mi hombro.
—Si, no te preocupes—dije.
Salgo de la cocina , y camino hacia la sala. Cuando me dirijo al sillón, donde están el resto de mis amigos, y algunas rubias que no conozco, se me hace un poco difícil caminar ya que el lugar esta abarrotado de gente. Dylan me ofrece otra cerveza y la termino en dos tragos como la anterior, esta vez siento que me mareo un poco. Me siento con ellos, y a los minutos veo a una rubia sonriéndome desde el otro sillón. Se levanta, y viene hacia mi, me toma de la mano y me jala, haciendo que me levante. Tomo un largo trago de otra cerveza que no se como llego a mi mano, y dejo que la rubia desconocida me lleve a donde quiera.
Subimos las escaleras y abre una de las puertas, enseguida me empieza a besar furiosamente, y yo la beso de vuelta. A los minutos ella empieza a frotarse contra mi, no les voy a mentir, soy un hombre, no importa si tengo otra chica en mi mente, si te frotas contra mi a los segundos voy a tener una gran erección. Gruñí y la dirigí a la cama, le quite su camisa, y ella me quito la mía. Empece a besar su cuello mientras ella deshacía el botón y cremallera de mis pantalones, al terminar, se puso encima de mi y bajo mis pantalones y se puso de rodillas en el piso. Justamente lo que necesitaba en estos momentos para olvidarme de Bianca.

(...)

Dylan me deja en la entrada de mi universidad, camino tambaleándome desde la entrada hasta el pasillo donde se encuentra mi dormitorio, me doy cuenta que hay una chica de largo cabello negro parada frente a mi puerta, y se voltea al escuchar mis pasos torpes. Paro en seco al ver que se trata de ella.
—¿Lucas?— dice Bianca entusiasmada.
—¿Qué haces aquí?— le pregunto yo al mismo tiempo, no muy amistoso. Veo su cara sorprendida al escuchar mi tono de voz y al ver el estado en el cual me encuentro.
—¿Qué pasa?— me pregunta. Simplemente la ignoro y sigo caminando hasta mi habitación, Puedo escuchar sus pasos siguiéndome por el pasillo. Me siento muy enojado de repente y creo que mi estado etílico ya se me ha pasado. Escucho como me vuelve a hacer la misma pregunta otra vez y ya no lo puedo aguantar y libero todo mi enojo y tristeza que he escondido estos últimos 3 años.
-¿Que pasa?- pregunta Bianca con tono de preocupación.
-¿Que pasa? ¿¡Que pasa!? Pasa que hace 3 años te fuiste sin decirme nada, pasa que ahora te apareces acá y quieres actuar como si nada nunca pasó- dije con un tono frío, mirándola a los ojos directamente. Veo como algo se rompe dentro de ella y como en sus ojos azules se empiezan a formar lágrimas.
—Lo siento, ¡de verdad lo siento! pero yo no estaba enterada, mis padres no me dijeron que nos íbamos a ir y no tuve la oportunidad de mencionártelo— me volteo, abro la puerta de la habitación y la dejo abierta para que ella entre. Una vez adentro, vuelve a hablar.
—Por favor, ¿puedes perdonarme?— al escucharla decir eso siento ganas de abrazarla y decirle que todo estaba bien, pero no puedo hacerlo.
—No puedo perdonarte, Bianca. Pudiste haberme llamado, enviarme un mensaje, pudiste dejar una nota, pero decidiste no hacerlo. Eramos mejores amigos, compartimos 15 años de nuestras vidas juntos y compartimos nuestro primer beso un día antes de que te fueras, te defendí de todas y cada una de esas niñas las cuales te molestaban por tus lentes, hice tanto por ti y tu no pudiste dejar ni una simple nota, Bianca, pero ya veo que yo no te importaba como tu me importabas a mi— hago una pausa y noto que se le escapan algunas lagrimas y un sollozó, y se me rompe el corazón, pero aun no puedo perdonarla.
—Pero, es que no entiendes—
—¿¡No entiendo qué?!, no hay nada que entender. Yo no te importaba y simplemente me hiciste a un lado como si fuese cualquier otra persona, pero no te preocupes, ya tu no me importas y eres solo otra persona que conocí hace mucho tiempo. No significas nada para mi— no puedo creer lo que acabo de decir, ella me seguía importando, demasiado, mas de lo que me gustaría admitir. Bianca se seca las lágrimas y ahora solo veo enojo en sus hermosos ojos.
—Esta bien, supongo que tendré que pedir cambio de habitación— y se dirige a la puerta.
—Espera— ella se voltea de mala gana —¿Habitación? ¿Somos compañeros?— ella asiente, mirándome con un poco de esperanza.
—Al parecer no hay mas habitaciones, tendré que pedir que transfieran a otra persona aquí— el hecho de Bianca y yo, solos, en una habitación, 4 años, hasta que nos graduemos me hace feliz pero sigo demasiado molesto.
—Bueno, si, supongo que tendrás que hacerlo— veo como se enoja y sus mejillas se ponen rojas, se voltea y sale de la habitación dando pisoteadas. Me tiro en mi cama unos minutos a pensar, y me doy cuenta de lo que acabo de hacer. Soy un completo idiota. La he lastimado, la he perdido de nuevo, y eso es algo que no me lo puedo volver a permitir. Salgo corriendo de la habitación y corro por los pasillos, bajo las escaleras a toda velocidad, y me dirijo a la oficina principal. La veo a punto de tocar la puerta y la llamo. Grito su nombre y ella se detiene, y voltea sorprendida. Su mirada se endurece al ver que soy yo, pero camino hacia donde esta, recuperando mi aliento y antes de que diga nada, le digo:
—Lo siento mucho, nunca debí decir esas cosas. Te amo demasiado, aun me importas, mucho. Bianca, te amo, ¿okay? te amo mucho— digo mirándola a los ojos.
—Yo también te...— no la dejo terminar y la beso, después de tres años la beso de nuevo, demostrándole todo lo que siento.

FIN

Lucas & Bianca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora