15/04/2017
En estos últimos meses han cambiado muchas cosas. Investigué sobre ti, y usé esa información a mi favor. Cada vez que me insultabas, yo te respondía que eras una estúpida, que eras fea, y que por eso tu padre te abandonó. También te decía que tenías "sangre de drogadicta", porque a tu hermano mayor ahora está pagando cinco años de prisión por culpa de las drogas. Te hice creer que todo lo que te pasaba era culpa tuya. Incluso sin que me dijeras nada, iba hacia ti solo para recordarte todo esto, todos los días.
Un día entré al baño y escuché llantos. Supe de inmediato que eras tú. Me extrañó saber que "La gran Alex" estaba llorando a escondidas. Normalmente si llorabas por algo, lo hacías frente a todos, solo para llamar la atención. Entré al cubículo de al lado y esperé a que salieras, una hora después. Te diste la vuelta al escucharme salir, y me sentí como la mierda al ver tu cara. Estabas destrozada. Tus ojos rojos e hinchados, y tu cara mojada, con el pelo pegado a ella. Me miraste con miedo, y volviste a llorar. Me pedías perdón mientras caías al suelo, llorando aún más, y rogando para que no te hiciera nada.
Y ahí fue cuando me dí cuenta de que me había convertido en lo que más temía, lo que más odiaba. Me había convertido en ti. Lo siento, Alex, fui una estúpida.
— Skylar.