Vidas Distintas

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No os confundáis no somos el mismo ser aunque tengamos vidas comunes. Yo a diferencia de ella no existo, todo mi ser es una realidad inventada por Irene, y como tal no recomiendo que te creas ni una sola palabra. Para empezar porque la mayoría está tergiversado a propósito y para continuar porque a penas recuerdo cual es la inventada y cual no.
Yo no soy nadie. Eh! Que no me ha dado un arrebato suicida, ni me menos precio en absoluto. Sólo asumo lo que soy y eso es una gran nada. Pero vamos que no soy menos que el resto, sí incluso de esos que se creen el ombligo del mundo, se mienten claramente. Pero, oye, que no juzgo, ya lo he dicho no soy nadie para hacerlo.

Igual que tú, de hecho igual que todos los que conozco y te aseguro que también todos los que conoces tú, hubo un día que nací. Lo hice como muchos en un  hospital, otros no tienen esa suerte, y por lo visto algunos nacen en sus casas por elección de sus madres, o incluso en piscinas. Pero no, yo no soy de estos últimos, lo hice en la cómoda y segura cama de hospital.
Nací de mi madre porque así lo hace nuestra especie, creo que las caballito de mar escogieron mejor, también pude salir de un huevo o crearme por mitosis, pero como mamífero nací del vientre de mi mamá. Te ahorraré detalles escabrosos del parto, sólo te pierdes gritos, sangre y otras viscosidades. Venir al mundo no es agradable, por lo visto se sufre más cuando venimos que cuando nos vamos, o eso espero, la verdad nunca he muerto para saberlo, o si lo he hecho al igual que el parto se perdió entre los recuerdos. Lo que necesitas saber es que tras horas de resistencia, una amenaza del personal de rajar el envoltorio y sacarme por lo sano, y según cuentan las leyendas un empujón de papá en la panza de mamá, salí por mi pie bien entrada la tarde, a una hora demasiado exacta como para olvidarla, 20:20. Poco hubiera cambiado de haberlo hecho a las 6:06 o a las 15:15, pero no lo hice. Nací a las 20:20 de un día de hace varios años ya, y fui una niña, pude ser niño pero por alguna razón me formé niña.
Me pusieron como a todos un nombre, me imagino que para poder llamarme.
Mamá quería uno, papá otro y al final ni el uno ni el otro, da igual cual, desde luego no lo estudiarán los chavales en el cole, ni cantarán canciones con él. Con suerte lo mentará mi hija con cariño cuando hable con sus descendientes y quizá algún que otro conocido.
En realidad da igual que se conozca o no un nombre, podría salir en la portada de las revistas, ser la que te sirve todas las mañanas el café o la que está sentada frente a ti en el metro a la vuelta del curro. Probablemente lo sea y jamás lo
sabrías. Sea quien sea este ser sólo dista del otro por la vida que lleva, y esta que voy a relatar es la mía, por ello hoy escogeré el nombre de Mía.

Mía, Migo & MismaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora