Euridice
En mi décimo cumpleaños mis padres habían sido asesinado, me quedé sola.
Una simple humana débil e indefensa. Mi familia conocía perfectamente a los seres mágicos que habitaban en el mundo. En especial a los cambiantes, vampiros, brujar y hechiceros.
Como toda historia, fui rechazada, un alfa me ofreció un hogar, pero no fui bien recibida. Al principio fue difícil adaptarme y aceptar las humillaciones de los jóvenes de la manada. Pero que más daba no tenía a donde más ir.
Mi antigua hogar había sido destruido junto con la pequeña aldea, todos asesinados a sangre fría.
Si mi vida era un asco se volvió aún más insoportable cuando me enteré que la persona que más odiaba en el mundo, se dio cuanta que yo era su destinada.
Una palabra trillada y sin sentido en la actualidad para mí. Pero en ese entonces sólo tenía 15 años. Es normal creer en las historias de fantasía y amor. En soñar con el chico perfecto y amoroso, en la persona que siempre te cuidara y te apoyará.
Pero no todo es de color de rosa.
Aun recuerdo ese día, en el que tuve la humillación más grande de mi vida.
*Me encontraba en mi habitación, lista para otro día en el instituto, no me emocionaba en lo más mínimo ir, no tenía amigos eso era un echo, no era bienvenido en ese lugar, además que todos me miraban con superioridad por el simple echo de ser humana.
Pero tenía el sueño de salir adelante y seguir estudiando asta que no pudiera más. Era algo como una nerd, pero no me avergüenzo de ello. De echo me sentía orgullosa de mi inteligencia y habilidad de compren las cosas.
Acomodo mis gafas antes de salir por la descuidada puerta, provocando un sonido irritante al abrirla y cerrarla.
El alfa me había regalado una pequeña y acogedora casa, donde vivir. Cada semana recibía comida y una cierta cantidad de dinero para sobrevivir.
El alfa sentía el deber de ayudarme, ya que por su culpa habían destruido mi aldea. Información de la cual desconocía en ese entonces.
Camino por la acera asta el instituto mirando el suelo, su mente sólo pensaba en que tipo de humillación le espera al cruzar el portón del lugar.
Suspiró, mí aliento se convirtió en humo blanco, el ambiente era frío y gris, no dudaba en que en cualquier momento los copos de nieve caerían y las calles se llenarán de una gruesa capa de nieve y hielo.
Nunca aparte la vista del suelo, conocía a la perfección el camino de mí casa al instituto.
Al entrar a mi primera clase, me siento donde mismo, en la banca más cerca del escritorio del profesor de esa manera evitaba que mis compañeros intentarán molestar, con sus insultos o papelitos, que caían en mi cabeza o mesa. En el receso siempre intentaba quedarme ayudar a algún maestro.
Pero nunca me salvaba de ser humillada. Como era de esperarse al finalizar las clases siempre me esperaban fuera.
Solamente suspiro, pidiendo que acaben rápido para poder regresar a la soledad mí hogar.
Me rodearon, formando un círculo, empezaron a insultar y a empujar. Marlene fue la primera en tomarme del cabello y estampar mi cuerpo contra la pared.
Mi espalda dolía, al igual que mi cuero cabelludo. Después sólo sentí golpes y patadas. No gritaba, no lloraba ni me resistía, sólo me hacía bolita en el suelo, residiendo cada golpe.
Después de varios minutos se detuvieron. Mi cuerpo dolía, no entendía por que se habían detenido, si siempre me golpeaban asta que quedará inconsciente.
Sentí como levantaban mi dolorido cuerpo del frío piso. Me pusieron de pie con delicadeza. Una manos cálidas y firmes me sostenían mientras trataba de recuperar el equilibrio.
Todo estaba en completo silencio, al levantar la mirada me encontré con los rostros de todos mis agresores para después ver quien me había ayudado.
Me paralice al ver aquel hermoso rostro, lo mire con miedo, si el había sido el que me ayudó, entonces algo peor me esperaba.
Su rostro estaba serio, pero en sus ojos había algo que no alcance a descifrar.
Nuestras miradas se conectaron, fueron unos simples minutos pero para mi fue una eternidad.
De un momento a otro su mirada cambió por completo, me tomo del cuello bruscamente y me volvió a golpear contra la pared.
De todos los que me golpeaban el era el único que me hacía sentir, rechazó, sufrimiento, agonía y dolor.
Me miro con desprecio, para después mostrar sus afilados colmillos.
-No puedo creer que una humana como tu-escupió con rabia- sea mi destinada.
Mi pecho dolía con cada palabra.
-Yo Edric futuro Alfa, hijo del Alfa Héctor y de su Luna Georgiana, te rechazo a ti, Auridice como mi destinada y futura Luna y madre de mis sucesores.-sus palabras eran firmes y frías, provocando cada vez que algo en mi pecho se rompiera, junto a un dolor insoportable.
El dolor era tan agudo que varias lágrimas bajarán por mis mejillas, tenía años que no lloraba frente a alguien más.
Era una humillación muy grande que los demás me vieran llorar. Más aún que todos me miraran con burla y desprecio.
Mis pulmones necesitaban aire, pero la mano en mi cuello me impedía respirar.
Sin más me soltó, mi cuerpo impactó contra el suelo. Respire con dificultad.
Mi mirada se encuentra con unos hermosos ojos verdes, fríos y distantes.
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La Guerrera
WerewolfAuridice es maltratada y humillada por los jóvenes de la manada....el futuro Alfa (Edrik) la rechaza y ella emprende un viaje con un viajero de extrañas tierras, después de 30 años se reencuentran. Edrik quien la busco todo ese tiempo, ya que, desp...