Si quieren leer escuchando "Faded" de Alan Walker, fue la canción con la que todo esto surgió y me lo imaginé
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Todos estaban listos, listos para festejar, listos para reír, listos para algo nuevo.
Y ella estaba lista para acabar con todo.-Pezz..- él acarició su cabello mientras besaba su espaldas desnuda.
-Quiero dormir.- se quejó, pero disfrutando las caricias.
-Lo sé, cariño.- rió bajito y dejó de pasar su mano por las raíces del rubio cabello.
-No pares.- se quejó en un gemido y él volvió a reír, volteándola para que descansara contra su pecho y poder acariciarle el cuero cabelludo mejor.
La sintió sonreír y besó su frente.
Diablos que lo extrañaba. Su vida se había sentido como una mierda desde que él se había ido y a pesar de haber creído poder con eso, no podía, no, ella no.
-Shh..-
-Qué haces?- entraba en su cuarto por la ventana, silencioso para que su padre no lo escuchara.
-Shh..- volvió a murmurar, quitándose los zapatos y metiéndose en la cama.
Pronto lo tenía todo sobre ella, besándole la boca.
-Estás loco?- rió bajitos contra los labios masculinos.
-Algo.. y es todo tu culpa.- la besó una vez más, ambos sonrientes mientras las pesadas manos se escurrían bajo el viejo suéter que ella usaba para dormir.
-No..- quizo detenerlo. -Mi papá está en la habitación de al lado.-
-Sólo sé silenciosa.- besó sus labios tras dejar un par de caricias húmedas en su cuello, deslizando los pulgares con suavidad y superficialidad sobre sus senos.
Habían sido dos adolescentes locamente enamorados. Se habían amado muchísimo, al menos ella no tenía duda de haberlo hecho. Pero y él? Qué era lo que él sentía? Nada.
-A dónde vas?-
-A casa, Perrie.-
-Por qué? Qué te pasa?-
-Necesito estar solo, eso es todo.- murmuró cansado, tomando su campera y las llaves que descansaban en la mesa de entrada.
-Pero.. Zayn.-
La había dejado, y desde entonces ella no había parado de caer. Caía desde lo alto de la montaña rusa y parecía que la vía no volvía a subir, ni siquiera tenía fin. Porque ella se sentía cada vez peor y todos los colores que su vida solía tener parecían irse apagando uno a uno.
-Zayn, por favor, te extraño. Necesito hablar.- lloró contra el audífono de su celular, presa de la angustia que el alcohol había permitido aflorar.
-Ya no llores, por favor. Y ya no llames.-
-Pero te amo.-
-No lo hagas más difícil, por favor.- el pitido inundó sus oídos cuando le colgó. Así como ella inundó su celular dentro del vaso de vodka.
Su madre la llamó, todos estaban ahí. Una familia completa a la que adoraba pero con la que debería fingir que todo era estupendo cuando no. Debía mantener una sonrisa totalmente falsa toda la noche y pretender ser feliz cuando estaba hecha pedazos.
-Zayn..-
-Otra vez vos? Podrías dejar de llamar a mi novio? No entendes que está en pareja con otra persona? Ya no molestes!- gritó histérica desde el otro lado una chica. Otra chica. Su nueva chica.
Él era mayor, casi tres años que habían significado mucho cuando ella tenía dieciséis años. Le había permitido hacer con ella cosas que a nadie más dejaría. Él la había tocado de formas que nadie, la había besado de formas que jamás había creído poder besar, y la había hecho sentirse tan viva y amada como nunca. Y todo había durado años. Años que él se había encargado de destrozar a la patadas.
Sentada ahí en la mesa, rodeada de gente que hablaba y parecía no notar que ella estaba con la mente en otro lado, no podía dejar de pensar en él, una y otra vez, dolorosamente. El último año nuevo había faltado a la cena familiar por estar con él. Su beso de año nuevo se había convertido en más que eso, le había hecho el amor, con los coloridos fuegos artificiales saltando en el cielo que los cubría.
Este año estaba decidida a ser uno de ellos.El reloj de la pared marcaba las once y media.
Tomó de su vaso e hizo lo que se había dicho miles de veces que no haría. Envió el mensaje."Feliz año nuevo"
Con esas tres palabras había comenzado el año, y con esas tres lo terminaría.
Sabía que era una idiota, pero qué importaba? Hacer más el ridículo que lo que ya había hecho era casi imposible.
Salió al jardín, con la excusa de querer aire fresco. Miró al bosque sin límite que se conectaba con la casa de campo, así como la limitación de piedra hacia el agua.
Cerró los ojos, sintiendo el viento. Hacía frío pero no tanto y a ella las temperaturas eran algo que ya no le importaba. Él se había llevado consigo muchas cosas, incluso su sensibilidad.Puso entre sus labios un cigarrillo, y lo prendió, justo como él le había enseñado.
Le puso el palillo de nicotina, aprovechando que tuviera los labios entreabiertos y sonrió.
-Que se pegue a tu labio inferior.- murmuró encendiéndolo. -Así.-
Ella lo tomó entre dos dedos para tras dar una calada, quitarlo y exhalar el humo contra su rostro. El moreno rió y fue él quien le quitó ahora el cigarro para besarla.
El cigarrillo fue a parar a su boca y ahora ella lo quitó. El humo le golpeó la piel y quedó entre sus labios cuando lo besóTiró el cigarro al suelo y lo pisó, casi sin importarle el estar descalza y sentir cierta quemazón en un principio.
Sus primos habían salido para comenzar a encender las estrellitas y su hermano se estaba encargando de los fuegos artificiales.
Ya era hora.
Los chicos iban de un lado al otro jugando con los destellos, las chispas y el tinte de una de las bengalas de colores.
Perrie tenía una en su mano junto a las habituales centellas que ellos adoraban. Todos corrían con la cuenta regresiva, y ella también lo hacía. Corría directo a su objetivo, libertad.Cinco
-Nos vemos, rubia!- le gritó, guiñando un ojo.
Cuatro
-Ya basta!- rió -Que me sueltes Zayn!-
Tres
-No, va a ser algo más. Voy a amarte, y lo voy a hacer en serio.-
Dos
-Soy feliz. Vos me haces feliz.- murmuró contra su boca.
Uno
Aún corriendo saltó sobre la piedra del límite. Saltó y se lanzó sin más, de espaldas, dejando un rastro de humo rosado y con los destellos aún en su mano.
Cerró los ojos mientras caía, pronta al agua tan fría y oscura tal cual ella.Los fuegos artificiales explotaban en el cielo, como ella. Explotaban.