Narrador omnisciente.
-Jódanse! Tú y todos, i-idiotas!- Gritaba el muchacho desde el suelo. Sus dorados cabellos estaban revueltos y las gotas de su sudor estaban mezcladas con las de su sangre, la sangre que también estaba en los puños de su agresor y los zapatos de sus "amigos". Esos asquerosos cobardes que solo sabían golpearlo. Y, ¿Por qué? Porque el imbécil no sabía que su novia, era su hermana.
-Marica idiota.-Escupió el pelirrojo, entre risas.-Y no te quiero denuevo junto a mi chica, ¿bien, patita?
Uno de los que aguardaban detrás de él, con dos largos pasos se paró frente a él y escupió sus rosadas y empapadas mejillas para después, patear su amoratado abdomen haciéndolo escupir sangre.
Y con la misma, se fueron. Lo dejaron ahí tirado, sangrando y sufriendo. Deseando que alguien le diera una cuerda en ese mismo instante porque, a éste punto, odiaba vivir.
Sollozaba, queriendo gritar. Pero no iba a darles el gusto. No iba a dejarles el triunfo a sus oídos de escuchar que su misión estaba hecha, por más que así fuera. Porque sí, lo habían logrado: Él estaba destrozado.
Cogió sus cosas con cuidado de no tocar alguna de sus múltiples heridas, y caminó hacia la salida arrastrando los pies y se fue en bus a su casa. La gente por las calles lo observaba con pena, haciéndolo sentir bastante incómodo.
Llegó a casa y tocó la puerta, con la esperanza de que su hermana no estuviese en casa.
Para su mala suerte, si estaba, y ella abrió la puerta.
Su mirada estaba clavada en su celular, y con otra de sus manos, enroscaba su lacio cabello en uno de sus rulos.
-Qué quieres? No deberías estár en el colegio, enano?-preguntó aún sin prestarle atención.
-He salido temprano. Compermiso.-Dijo, esquivandola, antes de que notara su estado. Aveces se preguntaba por qué su hermana era tan... Estúpida.
-Para.-Exigió la chica.-¿Por qué cojeas, David?
-N-no... Nada.-Negó rápidamente. Acomodó el tirante de su bolso escolar, y avanzó lo más rápido que pudo <<lo cual no era mucho, ya que el dolor de sus costillas y piernas lo limitaba bastante.>>
-He dicho que pares, mierda.-Dijo nuevamente la rubia.-¿Quién ha sido?
Tu Jodido novio de mierda que no sabe que somos hermanos, por?
Fingiendo no entender, David frunce el seño y sigue caminando.
-Cuando digo que pares, paras, joder!-Exclamó enojada la rubia chica, tirando bruscamente del hombro de su hermano.
-MIERDA! -Gritó él, echado en el suelo. Sufriendo lo bastante como para lograr levantarse hecho una furia, y gritar:-FUE TU PUTO NOVIO DE MIERDA, BIEN?! CARAJO RO!, DUELE JODER!-Y con la misma, se giró y se fue. Enseguida, la adrenalina disminuyó y su cuerpo reaccionó nuevamente al dolor. El problema no era ese, el problema era que eso ocurrió cuando iba a mitad de las escaleras, lo que le hizo caer.
Golpe tras otro, el dolor físico y emocional aumentaba. Tirado en el suelo, musitó un "j-joder..." y se levantó, retomando su camino.
Llegó a su recámara y cerró de un porreón la puerta. Pegó su espalda a ella y se deslizó hasta estár sentado en el suelo. Su rostro se contorsionó, curvandose hacia abajo, justo como su ánimo, y sus lágrimas caían una a una al suelo.
Eres una mierda... No sirves. Nadie te quiere. ¿No habías pensado por qué mamá no está nunca? Porque te odia! Como todo el mundo.
-Basta...-Sollozó-Basta por favor... -Dijo, aún sabiendo lo estúpido que se veía peleando contra sus propios pensamientos.
Con un suspiro y mucho dolor, se levantó y entró a su baño. Tomó el inicio de su camisa con delicadeza, y la levantó despacio, quedando con el pecho descubierto, para luego mirarse en el espejo.