-SEPARADLAS!- gritó Cameron- YA!Segundos después cuatro brazos me agarraron y me separaron de mi oponente.
-Mierda! Tendrías que haberla descalificado Cameron.- me quejé todavía con la voz entrecortada por el esfuerzo hecho en la pelea.- Que te jodan tío lo haces porque es tu puta hermana.
-Aysel...- la voz de Cameron pareció calmarse- suelta ese cuchillo...
Bajé la mirada a mi mano izquierda, inconscientemente tenía el pequeño cuchillo que siempre llevaba escondido agarrado por el puñal. Y me fijé en todo el pabellón de lucha, todas las miradas estaban puestas en mí y en el arma blanca, podía observar el miedo en los ojos de todos.
-Aysel, ya sabes donde tienes que ir. -dijo el robusto moreno después de que hubiese vuelto a guardar mi cuchillo.
Resoplando dí media vuelta, no sin antes haber echado una mirada a la hermana de Cameron, Madison, con quien había peleado minutos atrás. La morena estaba sangrando todavía en el suelo.
Llegué al despacho de Jared, el jefe de esta academia/agencia para criminales. Muchas veces he pensado que es el único que me entiende en este lugar, supongo que es como el padre que nunca tuve.
-Aysel que sorpresa- dijo con ironía en el momento que abrí la puerta- pasa, pasa.
Sin esperar a que el me dijese nada, me senté, acomodando mis pies en el otro asiento de al lado. Jamás ninguno de mis compañeros haría lo que yo acababa de hacer, ni hablaría como yo hablo con Jared.
Todo el mundo tiene la imagen de Jared como el tipo duro y respetable, el que te rompería cada hueso de tu cuerpo; excepto yo, yo era la única que conocía el lado bueno del hombre de mediana edad que tenía enfrente.
Como supongo que él también conoce mi otra parte.
-Aysel, es la tercera vez este mes, que te pasa últimamente? -me preguntó con una voz paterna.
-Lo que pasa es que Cameron no debería ser nuestro instructor, es un inmaduro y no sabe como entrenarnos.
-Cameron es un buen chico, y un gran luchador, lleva muchos años aquí y no hay nadie mejor para dirigir el pabellón.- cambió de tema- Cuéntame lo que te ha pasado.
-Me ha puesto con su hermana a luchar y sabe perfectamente de lo que soy capaz cuando algo me cabrea.- resoplé- Madison durante la pelea me ha dicho que soy tu favorita porque estoy loca.
Jared solo asentía durante mi explicación.
-Tú mismo pusiste la regla de que no se puede incitar en una pelea mediante insultos o comentarios.- me seguí quejando.- Todo el mundo ha oído eso, pero seguramente si preguntas a alguien sobre ello apoyarán a Madison. Aquí todo el mundo me odia.
Reí al decir la última frase.
-Tienes razón, hablaré con Cameron.
Sonreí. Y fui a levantarme pero Jared me frenó.
-Espera Aysel! Hace cuanto no vas a ver a Esha?
-Mmm... un mes más o menos.- respondí pensándome bien la respuesta.
-Sabes que deberías ir a verla por lo menos una vez por semana, tómate un descanso y ve a verla.
-Enserio? Jared, pensaba ir a entrenar a la piscina.
-Nada de peros Aysel.
Sabía que cuando se ponía así era imposible discutir nada. Asi que, me levanté y cerré la puerta.
A apenas 25 metros del despacho de Jared se encontraba mi siguiente destino. Observé la puerta y el cartel que había antes de entrar:
Esha, psicóloga.
Fingí una sonrisa de lado a lado y entré.
-Hombre Aysel, después de un mes, que tal todo? Te veo bien.-dijo mi psicóloga mientras revolvía unos papeles.
-Super bien la verdad, por eso no he venido en este tiempo- contesté mintiendo.
-Aysel, no me mientas.-me cortó- he hablado con Jared y me ha dicho que últimamente te metes demasiado en problemas.
Cambié totalmente mi cara y la sonrisa falsa desapareció.
-Sólo estoy hasta los cojones de todos aquí.- dije.
-Como te sientes?- me preguntó a la vez que tomaba apuntes en su ordenador.
Desde que contrataron a Esha, una de las mejores psicólogas del país, mi rabia se calmó un poco pues era la única que sabia como conducirla.
Tuvieron que contratar a Esha porque hace algo más de dos años tuve problemillas con la anterior. Y con problemillas me refiero a que la clavé un boligrafo en la yugular en pleno brote de rabia. Por desgracia, sobrevivió.
-Llevo aquí prácticamente la mitad de mi vida, he visto como la gente viene y va.-comencé- Como la gente se mancha las manos de sangre a cambio de nada, como a Jared le van apareciendo canas, como toda persona de mi alrededor acababa teniéndome miedo, como me voy pudriendo por dentro. Y odio no saber donde estoy ni a donde debo ir, si me debo quedar aquí o correr lejos. No me gusta que las cosas cambien y ahora siento esto como una cárcel cuando ha sido el lugar donde me he criado.
Y después de conversaciones depresivas similares a esas, me dí cuenta que era la hora de cenar.
-Aysel quiero pedirte un favor baja al comedor a cenar, me han comentado que ya no sueles aparecer tanto por ahí. Sabes que ya no está Nathan para llevarte la comida a la habitación.
Nathan era el antiguo instructor, me había visto crecer junto a Jared y fue devastadora para todos la noticia de que se marchaba a Canadá.
Asentí, agaché la mirada y me fuí.
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SERIAL KILLER
Teen FictionPertenecer al Suicide Squad es algo que cualquier asesino querría, pero eso es algo que sólo pueden alcanzar unos privilegiados, Aysel es una de ellas. Cuándo Jared la vio a los nueve años con un cuchillo lleno de sangre en la mano y con su madre co...