Welcome (i/i)

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—¿Una mascota? —preguntó LuHan perplejo al más alto.

—Sí. Deberías conseguirte uno. —Su compañero de oficina, y mejor amigo desde la secundaria, respondió con una sonrisa.

—Hay una muy interesante tienda en la ciudad y sus mascotas son increíbles —dijo con una sonrisa—. Voy, al menos, dos veces a la semana si puedo encontrar el tiempo. —Luhan le dio a su amigo una mirada desconcertada.

—¿Dos veces a la semana?, ¿cuántas mascotas tienes ahora, Yifan?

—Oh, sólo una. Desde que lo vi, supe que lo demás no importaba. —Cuando Luhan levantó una ceja cuestionándolo, se frotó la parte posterior de la cabeza con nerviosismo—. No es como una tienda típica de mascotas, Lu. Ellos sólo... alquilan la mascota por unas horas recomendadas que pidas o la cantidad máxima y es sólo durante las horas de la noche.

—Eso suena un poco raro, Kris. ¿Qué tipo de tienda de mascotas sólo alquila a sus mascotas y sólo abre por la noche?

Yifan suspiró

—Mira, ambos hemos estado trabajando muy duro últimamente y debido a eso en realidad no salimos mucho y no tenemos una gran vida social, por lo que todo es bastante solitario. Es por eso que voy, Lu.

Luhan apresó su labio inferior con sus dientes. Yifan buscó en el bolsillo delantero de su chaqueta, sacó su cartera y la abrió para sacar una tarjeta de negocios. Se lo entregó al chino más pequeño y Luhan lo tomó entre sus dedos y lo leyó.


"Pet Shoppe Fantasies"


La tarjeta sólo tenía una dirección, pero ningún número. Luhan la volteó, encontrándose con el otro lado en blanco. Miró a Kris con una expresión inquieta que adornaba su rostro y Yifan le dio una sonrisa tranquilizadora

—Confía en mí, Luhan. Esto será bueno para ti. Sé que has estado necesitando compañía últimamente, pero eres demasiado tímido para ir por alguien y pedirle una cita. Prueba esto y si no te gusta no tienes que volver. Sin embargo, sé que va a ser algo de lo que no te arrepentirás.

Luhan suspiró: —No sé, Yifan. No soy muy bueno con las mascotas.

Yifan sonrió.

Ellos van a ser buenos para ti, Luhan.


* * *



—Debo estar loco. —Luhan murmuró para sí mismo, cuando él miró hacia el gran edificio con temor. No había señales para identificar lo que el edificio era realmente. Miró la tarjeta que tenía en la mano, para confirmar si tenía la dirección correcta o no, y que era aquel edificio de ladrillo rojo. Observó hacia la puerta, que era de metal y tenía una ventanilla deslizante. Le recordó a una de esas puertas que se ven en las películas y, por lo general, termina siendo un escondite de una pandilla o alguna tira de vagabundos detrás de la puerta. Si Yifan realmente lo había enviado a alguno de esos lugares, el chino no tendría ni siquiera tiempo de arrepentirse ni bien pusiera sus manos en él.

No queriendo estar en medio de la noche mirando tontamente un edificio sin tocar, se acercó a la puerta y llamó. No esperó ni un minuto cuando la pequeña ventana se abrió y un par de hermosos ojos azules se asomaron—. ¿Puedo ayudarlo? —Una voz femenina preguntó cortésmente.

...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora