"Lo siento"

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— En un día como este te fuiste, ¿no es así? — susurró. Sus manos temblaban y a pesar de ello sostenía firmemente contra su oído aquel pequeño aparato electrónico, tal vez con una vaga esperanza de que al otro lado de la línea no invadiese el silencio y esa voz que tanto añoraba le respondiera.

El frío azotaba en sus mejillas como si fuesen bofetadas, dadas seguramente en un vano intento de hacerle entrar en razón. Él ya no regresaría, lo sabía mejor que nadie, sin embargo, no lograba dejar de aferrarse a tan solo el recuerdo de la deslumbrante sonrisa que poseía.

— No se puede evitar, disculpa.

Cinco palabras fueron capaces de ocasionar que una parte de sí mismo le despreciara, estas siendo acompañadas de una sonrisa notablemente falsa, ¿de verdad estaba sufriendo? ¡¿Entonces por qué no hiciste nada!?

"Egoísta"

Llegó a pensar que lo era, se iría como si nada, dejando atrás el tiempo que pasaron juntos, desechando la confianza que aún construían, arrojando a la basura aquella relación que tanto costó mantener, teniendo como patético pretexto la decisión tomada por sus padres de alejarlos, y sin luchar contra ese obstáculo, cualquiera habría reaccionado de ese modo, ¿cierto?

Aún con esos pensamientos en su interior, la despedida fue difícil.

—De verdad lo lamento.

Una disculpa más, ¿realmente creía que con eso todo se solucionaría?

—...Shin-chan.

— ¿Eras... verdaderamente tan estúpido como para querer lidiar con todo por tu cuenta? — inconscientemente recordó de nuevo su sonrisa. — Ante cualquier situación tan solo sonreías, incluso aquella vez...

—¡¡Aún si murieses serías una molestia!!

La habitación se llenó de un silencio tan abrumador que Midorima sintió que quizá fue demasiado lejos, el semblante de Takao parecía realmente haberse removido de manera inquieta ante sus palabras y a pesar de que se dio cuenta, solo pudo esperar las siguientes palabras de la persona frente a él.


—Perdona, Shin-chan. Prometo dejar de serlo.

— Dije algo como eso tan a la ligera y sonreíste, era consciente de que te había herido, y tan solo pude ignorarte después de eso debido a lo repugnante que me sentía... — no servía de nada intentar reprimir los sollozos, las lágrimas continuaban sin desbordarse de sus ojos, pero sentía claramente como dentro de poco no lo resistiría más. —¡Estaba equivocado! No eras una molestia, no lo eres y jamás lo serás.

—¿Sabes? Estoy comenzando a dudar de eso, lo repetías mucho, Shin-chan.

No hizo falta dudarlo por un solo instante, en un violento movimiento giró su cuerpo para lograr apreciar a la persona detrás de él. — Takao... — murmuró mientras el móvil que anteriormente sostenía con desesperación caía siendo recibido por la suave superficie blanca.

—¿No crees que esa ropa es demasiado ligera para este clima?

La respuesta verbal no llegó, lo único capaz de apreciarse fue el rostro desecho de Midorima; el salado líquido comenzaba a descender desde sus ojos recorriéndole las mejillas y finalmente desvaneciéndose en la nieve que cubría el suelo del jardín, mordía su labio inferior con fuerza reprimiendo todo sonido que pudiese salir y del mismo modo los nudillos de sus manos comenzaban a tomar un color blanquecino por la manera en que las empuñaba.

— Por favor, Shin-chan... ¿Qué semblante es ese? Sería imposible pedirte que me muestres una sonrisa, pero... ¿podrías... por lo menos... no llorar? — las últimas dos palabras salieron en un hilo de voz.

—¿En verdad lo pide quien ahora luce como un niño pequeño?

Esta vez fue el pelinegro quien no respondió. Midorima caminó con dificultad hacia él (pues el frío de la nieve había dañado sus descubiertos pies) y envolvió el pequeño cuerpo entre sus brazos, al sentir que este temblaba lo aferró más al suyo, no quería dejarlo ir, no estaba dispuesto a hacerlo.

—De verdad lo siento.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No tenía caso, te hubiese causado más problemas.

— ¿Eres consciente de que ya lo haces?

— ¿Sabes que estás arruinando el momento?

— Quería estar contigo, ¿tienes idea de lo terriblemente solo que me sentí?

— Sí, también lo estuve. Realmente te necesitaba. 

— ¡Si me hubieras di-

— De cualquier manera, el "hubiera" ya no existe. Sé que no estuvo bien, tampoco fue grato dejarte así, pero no quería que me vieras en ese estado. Algo egoísta a decir verdad — colocó sus manos en el pecho contrario y le apartó solo lo suficiente para observar su rostro. — Gracias por todo, Shin-chan — sonrió, las lágrimas caían abundantemente de sus ojos y al mismo tiempo su figura comenzaba a desvanecerse con lentitud. Siendo consciente de lo que vendría a continuación su característica sonrisa se transformó en una mueca de dolor. — Yo... no quería morir... aún habían muchas cosas y momentos que quería pasar junto a ti, perdóname, Shin-chan.

— Takao — lo único que le quedaba era abrazarle con aún más fuerza, rogando porque su alegre azabache permaneciera con él. — Por favor, no te vayas — tantas cosas que deseaba decirle y absolutamente nada de tiempo para convertirlas en palabras coherentes. Lo que por unos instantes se reconstruyó ahora se desmoronaba de la forma más cruel posible hasta que nada quedó entre sus brazos, se desvaneció, como los pequeños copos de nieve que caían del cielo y se fusionaban con aquel enorme manto blanco que cubría la mayor parte de lo visible. De nuevo estaba solo.

Egoísta [MidoTaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora