Ya suponía que no vería el coche de mis padres por ningún lado. Habían arreglado la puerta del garaje y por fin podíamos volver a aparcar el coche dentro. Cuando llegue al portal de la finca, toque al timbre rezando. Quería que mis padres ya hubiesen llegado... más que querer lo necesitaba. Estaba mojada y completamente sola en la calle. Bueno al menos tenía el pelo seco gracias a Cristian. Cristian...
Bueno Emma que te vas del tema. Como si fuera un milagro de Dios, la puerta se abrió. Me la habían abierto desde arriba. Mis padres ya habían llegado y... sinceramente yo sabía lo que me esperaba cuando me vieran.
- ¿Hola? - dije entrando a casa.
Total silencio. Y entonces...
- ¿Pero se puede saber que te ha pasado?
La voz de mi madre interrumpió aquel hermoso silencio.
- Emma, pensábamos que ya estarías en casa. ¿Estas mojada? - me toco el pantalón con la mano.
- Si...bueno... fui a dar un paseo y el viento era muy fuerte y llovía mucho y mi paraguas...- sólo quería que la tierra me tragara.
- Da igual, corre ves a cambiarte antes de que tu padre te vea. Esta en el garaje cogiendo unas cosas del maletero.
Fui corriendo a mi habitación, cogí ropa limpia y me fui directa al baño. Encendí el agua de la ducha. Cuando ya estaba bastante caliente me metí, y empeze a recordar... el beso que me dio Cristian aquella tarde. No comprendía por que pero empeze a sonreír con una idiota. Oh, como una verdadera idiota. Volví a la realidad. Acabe de ducharme y empeze a secarse con una toalla. Eso me recordó a Cristian. No comprendía por que pensaba tanto en el... no le conocía casi de nada. Pero me había parecido tan guapo y tan amable... a lo mejor si me desiciera de esa tal Ana podría intentar tener algo con el. No que va, además ni siquiera era de mi pueblo. Sólo venía en verano. Detrás de la puerta empeze a escuchar unos golpes.
- Emma, la cena esta en la mesa. - dijo mi padre.
Me vestí y me seque el pelo al viento. Siempre había tenido el pelo largo pero aquel verano decidí cortarmelo bastante. Además me gustaba como me quedaba mi nuevo corte de pelo, que apenas me rozaba los hombros. Cuando salí del baño fui directa a la mesa. Mis padres ya estaban sentados y comiendo.
- Y bueno Emma... ¿ Que has hecho esta tarde ?
*
No se maquillarme, no se maquillarme y no se maquillarme... Y tampoco se ni por que lo intento, otra toallita desmaquilladora que va directa a la basura.
- Pues nada, lucire con orgullo mis ojeras. - me dije a mi misma mirandome en el pequeño espejo del recibidor.
Serían casi las once y Yolanda estaría casi a punto de llegar.
Y entonces el timbre me sobresalto.
- ¡Emma! - me avisa mi madre que esta comodamente sentada en el sofa.
- Ya lo se mama, ya voy.
Me miro por última vez en el espejo del recibidor y salgo de casa. Bajo las escaleras a toda pastilla, el ascensor nunca me hizo gracia utilizarlo. ¿Y si me quedo atrapada que? No gracias. Abro la puerta del portal y me encuentro a mi amiga Yolanda, tan arreglada como siempre. Yo siempre fui un poco más desastre.
- ¡Emma! - se tira literalmente sobre mi en cuanto abro la puerta.
- ¡Hola! - la abraze tan fuerte como pude.
En cuanto salimos a la calle empezó a contarme todo lo que había hecho el fin de semana.
- Y yo que pensaba que el campo no me gustaría nada... pero mira al final me lo pase super bien en casa de mis tíos.
Y por fin estaba conmigo, sólo fueron un par de días pero le eche en falta bastante... Y además ahora tenía que contarle una historia que me había sucedido aquel mismo día.
- Pero eso si...¡mosquitos por todos los lados! Al final me acostumbre y todo al biissss que hacían cuando se me ponían cerca de la oreja.
- Yolanda...- dije mientras intentaba esquivar a algunas personas que caminaban por el paseo en dirección contraria.
- Y bueno los chicos que conocí... bah no eran gran cosa...
- Pues de chicos era justamente de lo que te quería hablar yo.
Como si le hubiese dicho la cosa más importante del mundo, me cogió del brazo y nos paramos en seco. Nos paramos tan derrepente que una chica
Que estaba detrás de Yolanda casi se la traga.
- ¡Ten más cuidado hija! - grita Yolanda.
La chica se fue mientras fulminava a Yolanda con la mirada. Entonces empezamos otra vez a caminar.
- Tía, tia, tia... ¿ Que has hecho?
- ¡Yo nada!
- ¿Con quien has ligado? No me digas que... Sa...
Oh dios, ya sabía el nombre que quería decir y ni de lejos quería que pensará que volví con ese grandísimo capullo.
- No, no y no. Saúl esta bien donde esta... lejos de mi.
- Menos mal, ya pensé que habías vuelto con el... como habéis cortado tanto y habéis vuelto tantas veces, pues una ya no sabe muy bien en lo que pensar.
Sonreí levemente al recordar todo lo que había querido a Saúl, y en todo el daño que me había podido hacer.
- Espera, y entonces que demonios pasa... por que tu has dicho algo de un chico.
- Ah si, nada que esta tarde un chico me ha dado un beso.
Los ojos de Yolanda se abrieron como los de un búho.
- ¿Cómo? Alto me lo puedes explicar mejor... ¿ Por favor?
- Nada, esta tarde yo hiba por la calle tan normal, alguien gritaba el nombre de Ana, entonces un chico más o menos de nuestra edad me giró por la cintura y me besó en plena calle con toda la gente mirando. Fin.
Yolanda no decía nada. No se que me molestó más, si que al principio no contestará... o que al final se empezará a partir de risa ella sola.
- ¡Claro, claro que si joder! - se reia con la boca tan abierta que incluso a un quilometro se le podían ver sus palas separadas.
- ¿No me crees?
- No es que no te crea... pero es que lo que me acabas de contar de que así sin más un chico te bese en plena calle... Y además sin conocerte de nada... es algo muy extraño Emma.
- El se confundió...- y entonces empeze a echar algo en falta.
- ¿Que se confundió? Explica.
Entonces... joder mi puto móvil. ¡Se me olvidó en la casa de Cristian! Genial.
- Yolanda si no me crees pronto lo harás. - Le dije sería.
- ¿Y eso?
- Pues por que se me ha olvidado mi móvil en su casa. - empeze a reírme por nerviosismo.
- Otras... que has ido a su casa y todo... ¿ vais muy rápido, no?
Las dos nos echamos a reír. Cogí bruscamente el hombro de mi amiga y giramos en dirección contraria.
- ¿Pero que haces? - me dijo extrañada.
- Su casa esta en la otra dirección.
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Mientras Estés Conmigo
RomanceDicen que el amor nunca se busca y que puede aparecer en cualquier momento...es extraño pero parece ser que la persona que se inventó esa frase, tenía razón.