Entiende A Tu Perro

Definiendo que es un perro

¿Qué es un perro? Está simple pregunta puede desencadenar cientos de respuestas posibles, cada una de ellas maquilladas por la experiencia que cada uno ha tenido con un perro. Si sólo se toma por válida la definición que el diccionario de la Real Academia Española le otorga a la palabra "perro" es muy probable que todos nos quedemos con gusto a poco.
El vínculo humano/perro data de miles de años y los conocimientos de la medicina veterinaria sobre los problemas de salud de los canes día a día se acercan - en pequeños saltos- a los conocimientos sobre la salud humana que la medicina a logrado alcanzar.

Sin embargo hasta la década de 70 no se conocía o se conocía poco sobre los procesos y etapas que definían el comportamiento del perro. Parecido a lo que ocurrió con aquellas épocas científicas que al principio fueron consideradas erróneas o sacrílegas, como que la tierra gira alrededor del sol o que es redonda- más bien con forma de huevo-, la concepción de que un perro podría desarrollar problemas en su conducta por causas ajenas a sus genes o defectos anatómicos también fue menospreciada. Existía consenso respecto a que un perro era malo, loco o asustadizo porque "así vino de fábrica" y poco se estudiaba la influencia del ambiente en dichos comportamientos. De esta manera, las únicas causas posibles era un tumor o lesión cerebral que justificará su conducta, un problema genético irremediable o algo en el entorno que no permitía al perro expresarse de manera adecuada. En estos casos, las únicas soluciones posibles eran curar el tumor o lesión cerebral, descartar al perro con defectos genéticos o eliminar del entorno aquello que causaba el problema ya que el comportamiento del perro no podía modificarse.

A DRAGO NO LE GUSTA EL BEBÉ

Drago era un perro macho, de 9 años nacido en la calle y adoptado por Camila y sus padres con un mes de vida. Camila tenía 18 años en el momento de adoptar al perro pero su consulta fue a los 25 años cuando se había mudado con su pareja y, además de Drago, estaba Belén, su bebé de cinco meses.
El motivo de consulta era simple, Drago no era del todo amigable con la beba y era lógico que ello ocurriera. El perro se desarrolló y maduró con Camila y sus padres ocupando un lugar central en la familia. Cuando los padres se quedaba con él, el trato era asimilar al de abuelos con nietos y cuando Camila llegaba Drago era como un Play station para un niño de 10 años.

Primero, la independencia de Camila y luego la incorporación de una "cosa" de tres kilos que acaparaba la atención de su dueña fueron suficientes para que el perro tomará cartas en el asunto, lamentablemente, no en una forma de diálogo sino con conductas amenazantes cuando la bebé entraba en escena.

Si siguiéramos el razonamiento que era aplicado tiempo atrás, Drago no tenía posibilidad de incorporar nada nuevo y la única solución era su mudanza inminente o la emancipación prematura de Belén.Gracias sobre los avances sobre el desarrollo neurológico del perro, ninguna de las dos soluciones fue necesaria y hoy,Drago y Belén son una dupla que nada tiene que envidiarle a la de Suárez y Cavani. 

Lo que explica este cambio de actitud en Drago es simple: los perros,al igual que otros mamíferos, son capaces de desarrollar procesos cognitivos. Esto es la capacidad de elaborar procesos mentales que permiten solucionar problemas mediante experiencias previas; clasificar y reconocer estímulos mediante la información obtenida; recordar lugares y orientarse mediante ello, y presentar capacidades para seleccionar, y hasta discriminar momentos, tiempos, figuras, etc.

Así, junto con el estudio de procesos, de aprendizaje por asociación, ensayo y error, y otros de naturaleza conductual, se ha dejado de pensar en el perro como una maquina que reacciona de manera inexplicable y se ha logrado mostrar qué es realmente un perro con su comportamiento.