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¡Beep! ¡Beep! ¡Beep!

La alarma sonando a todo lo que da me despierta de golpe. Otro asqueroso día.

Me llamo Antonia, Anto para los amigos, y desde que entré a la U mi vida se vino a pique.

Mi pololo de toda la vida (Bueno, cinco años, pero el único pololo que he tenido) me pateó porque "necesitaba espacio". Lo que el hueón no me dijo es que "espacio" tenía 23 años, una casa en Reñaca y cada pechuga del tamaño de mi cabeza. 

Maraca culiá.

 

Pero bueno, se va a la chucha. 

Entré a la U con el sueño de ser profe de inglés, desde pequeña tenía la afición de serlo y apenas me vi con mis puntitos de la PSU, poquitos pero casi justos para la carrera, me inscribí corriendo.

¡Ya ya ya! ¡suficiente reflexión matutina! 

Me levanto, saco la ropa que me pondré hoy y voy a prender el calefon. Me meto a la ducha y es en eso, cuando cae el primer chorro de agua, que mi día va a ser más de mierda que lo normal.

—¡Conchetumadre!—Grito sin poder evitarlo, el frío chorro de agua había caído en mi espalda.

Esperé un rato, onda para ver si salía el agua caliente pero nada.

NO AHORA POR FAVOR.

—¡¡¡MAMÁ, NO HAY AGUA CALIENTE!!!—Sé que mi vieja está durmiendo, pero lo intentó de todas maneras.

—¡Anto, pero si te dije anoche que se acabó el gas! ¡Cabra hueona, ahora por ahueoná vai a tener que bañarte con agua hela'!

PUTA LA HUEA.

Como puedo termino de bañarme y salgo casi tan congelada como un pingüino. Me visto, preparo mis cuadernos y cuando miro el reloj veo que son las siete y media.

¡¡VOY ATRASA' CTM!!

Mi vieja ya me tiene el pan con jamonada de pollo lista y envuelta en una servilletita, ella con su instinto maternal sabía que su hija, tan hueona como siempre, no iba a alcanzar a tomar desayuno. Lo tomo, le doy un besito en la mejilla y empiezo mi carrera contra el reloj. Corro al paradero, que está a dos cuadras de mi casa, y ahí me quedo...esperando que pase la micro.

Ya, no suena terrible, pero en pleno invierno, cagá de frío, después de tener que bañarme con el agua helada porque de ahueoná se me olvidó que no había gas, no haber alcanzado a tomar desayuno como la gente y mas encima que la micro no pase nunca...

Respiré profundo y empecé a comerme el pancito, rogándole a todos los santos que conocía que por favor no me asaltara un flaite, o peor aún que no me violara uno. Cuando se me termina el pan miro la hora en mi celular, son las ocho y ni luces de la micro.

Puta la huea.

Me pongo a caminar de un lado a otro, ansiosa. Pronto llega más gente al paradero, trabajadores, escolares, y la micro nada. 

Finalmente, a las ocho y cuarto pasa la micro. Llena como lata de sardina.

Paso la BIP! por el marcador, porque se me perdió el pase y todavía no me llega el mio. Muero de vergüenza cuando la luz roja se enciende

SALDO:$-10 

El chófer me mira feo, pero al menos sé que no soy la única. Al menos intenté pagar.

¡POR FAVOR QUE NO SE SUBA EL FISCALIZADOR! ¡POR FAVOR QUE NO SE SUBA EL FISCALIZADOR!

Se me hace eterno el viaje hasta la estación La Cisterna. Le pongo una luquita a la BIP! rogando que me alcance para el día (Si, claro, segurito me va a alcanzar,esperate sentadita Anto) y tomo el metro.

Cuando llegamos a la estación Los Héroes empiezo a pedir permiso, a base de codazos logro llegar a la puerta solo para que esta se cierre en mi cara.

¡¿En serio?! ¡¿Me están huebiando?!  

Me bajé en la otra estación, echándome la dignidad al bolsillo y me devolví una. 

Llegué a las nueve diez a la U, tarde pero llegué. El conserje, Don Juanito, me saludó extrañado.

—Hola Mijita, ¿No leyó el correo?

—Buenos días Don Juanito, no lo leí ¿Por qué?

—Los profesores están en seminario, se suspendieron las clases.

¡¡¿¿ME ESTÁN HUEBIANDO??!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

¡HOLA!

Bueno, esta historia es poco común, pero fue por eso que quise hacerla. Sucede en Santiago de Chile, a una persona común y corriente pero con muy mala suerte jajajaja. Espero que les guste y nos vemos en el próximo capitulo. ¡Bye! 

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⏰ Última actualización: May 17, 2016 ⏰

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