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Amaneceres en París
Porque realmente no creo que te pueda contestar
Hubo un momento,
yo creo que en todas esas relaciones
que te lo planteas.
O instintivamente
dejas que ello te plantee a ti.
Y no es como si pudieras evitarlo,
sabes que pronto o tarde ocurrirá,
pero no tienes prisa.
Es como quien sabe que llega a la meta
pero no se molesta en correr,
porque el paisaje que se ve no es para perdérselo.
Y eso es el,
era saber que podía ocurrir,
pero preferí conocerle,
saber cómo era,
averiguar aquello
por lo que le brillaban los ojos,
y releer cientos de mensajes suyos. Instintivamente,
quería tenerlo más cerca,
si no no me explico por qué le hablé tantas veces si yo no era una de esas,
o por qué frecuentaba sus lugares,
esperando que el destino
quisiera cruzarnos alguna vez.
Pero llega un momento en el que se para.
Las cosas cambian, y
progresivamente,
vas perdiendo, el "azúcar".
Asumes que se está yendo, pero no puedes pararlo porque ha cambiado.
Porque ya no le brillan los ojos de la misma manera,
su destello
ahora,
no lleva mi nombre.

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