Primera Confesión.

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Fue una tarde de abril de 1981, habíamos quedado con algunos amigos de ir a la playa todo el fin de semana. Franco el joven más lindo y rico de nuestro grupo de amigos le había pedido una cabaña a sus padres para que estuviéramos ese fin de semana en la playa y asi no pagar hotel, y también les pidió un auto para transportarnos, nada le negaron.
La mañana del sábado pasó por mi Franco junto con Mónica, Andromeda, Ulises y Manuel, todos eramos inseparables y muy unidos.
Durante el camino íbamos cantando Bette Davis Eyes, la repetiamos una y otra vez hasta que llegamos a la playa.
Todos nos bajamos y fuimos hacia la cabaña, era la más hermosa que mis ojos hubieran visto en ese tiempo, todo estaba acomodado perfectamente para que pareciera de película, la cabaña de mis sueños. Tenía 4 habitaciones, 3 baños con todo y jacuzzi, sala juegos y dos habitaciones con vista al mar, era tan perfecto como no te puedes imaginar.
Nosotras tres preferimos quedarnos juntas en una sola habitación, había dos camas las juntaríamos y listo; mientras que ellos pretendían lo mismo pero Franco terminó por irse a una habitación solo para él.
En cuanto todos terminamos de acomodar nuestras cosas era hora de salir a divertinos. Manuel había conseguido con su padre que es agente de viajes unos pases para uno de los mejores bares de la zona. En cuanto llegamos comenzamos a bailar y bailar, me sentía muy feliz, me sentía libre, sin preocupaciones y creo que todos nos sentíamos igual.
Comencé a sentir demasiada sed, avise a Mónica que iba por un trago, mi primer trago sin permiso de mis padres. Llegué a la barra observé al barman y dije:
- Un trago por favor
- Disculpe pero necesito su identificación, no parece ser mayor de edad
- La he olvidado en el hotel
- Perdone pero sin identificación no puedo darle bebidas con alcohol
En ese momento cuando iba a pedir un vaso de agua, llegó un hombre de unos 35 años muy elegante y con una sonrisa muy linda que dijo
- No te preocupes dale lo que desee, viene conmigo
Cuando terminó de hablar lo vi y me guiñó el ojo. Me dieron el trago y me iba a ir, sinceramente me puse nerviosa. Cuando el me tomo del brazo
- ¿Ni un gracias merezco señorita?
- Amm... gracias, señor - Dije con una sonrisa nerviosa y soltandome de su mano. Me volvió a tomar del brazo, ahora con más fuerza
- No hago nada malo, solo quiero hacer amigos. Soy Dante y estoy a tus ordenes - Dijo estirando la otra mano para saludarme.
-Mucho gusto, con permiso - Me solté de su mano y comencé a correr hacia donde estaban mis amigos, el iba por detrás mio, cuando llegue con ellos el hombre me tomó de la cintura y me comenzó a besar, yo comencé a forcejear cuando Manuel me separó de el diciéndole:
- ¿Qué te pasa idiota? ¿No ves que ella no te quiere besar? - El hombre tomó a Manuel y lo golpeó en la cara y se escucharon gritos por todas partes, Ulises tomó a Manuel del brazo y salimos los seis corriendo; pero ahora ya no era un hombre era casi una docena los que nos perseguían, nos sentíamos perdidos cuando Franco entró a un hotel y todos lo seguimos, ahí perdimos a los hombres.
Yo comencé a llorar, todos me abrazaron diciendo de no pasaba nada, que todo iba a estar bien. Regresamos a la cabaña y decidimos jugar "5 minutos en el paraíso". Llegó mi turno y fue con Manuel, mi héroe. Nos paramos y fuimos hacia la habitación que no ocupamos
- Muchas gracias por lo de el bar - Dije abrazandolo
- No tienes nada que agradecer, para eso estoy yo, para defenderte - Me puso el cabello que estaba tapando parte de mi cara detrás de la oreja y comenzó a besarme. No podía negarle un beso después de lo que había hecho esa noche por mí, pero pronto comenzó a bajar las manos que tenía en mi cintura, aún no comprendo porque se lo permití, todo fue tan rápido que mi respiración de aceleraba más de lo normal, comenzabamos a besarnos con más pasión cuando se acabó el tiempo. Seguimos jugando un rato más, con Franco y Ulises había sido diferente, un poco más inocente.
Nos fuimos a dormir, y a la mañana siguiente iríamos a pasar todo el día al mar. El día se fue entre risas, juegos, canciones, bailes y mucha diversión; cuando comenzó a oscurecer decidimos hacer una fogata.
Estaba platicando con Andromeda cuando de repente Manuel se sentó a mi lado y comenzamos a platicar
- Hola.
- Hola.
- Sobre lo de ayer...
- ¿Qué de ayer? ¿lo del bar? Perdón de ver....
- No no, no es eso. Sobre el beso, sabes me gustas desde hace tiempo y nose...
- ¿Te gustó en serio? ¿no sabes que?
- Si, si me gustas y mucho, pero siento que a ti te gusta Franco
-¿Porque piensas eso?
- Dime, a quien no le gustaría un hombre guapo y con dinero y aparte buenísima onda
- Pues tal vez a mi no, Franco no es tanto de mis gustos acepto que es atractivo pero creo que Mónica y él se gustan son demasiado obvios - nos comenzamos a reír.
- Bueno, en eso tienes razón, pero ¿y yo? ¿te parezco atractivo?
- Sinceramente desde el beso de ayer no he dejado de pensarte, y aunque suene muy cursi es verdad - Dije agachando la cabeza. El tomó mi barbilla, levantó mi cara y comenzó a besarme.
-Ven vamos, hay que esperar a los chicos en la cabaña - Estiró la mano, yo sabía a lo que se refería, sabía lo que quería pero aún así tome su mano y acepté.
Les dijimos a los chicos que iríamos a la cabaña allá los esperaríamos. Cuando entramos el comenzó a besarme mientras yo rodeaba su cuello con mis manos y el mi cintura, nuestras respiraciones se aceleraban cada vez más nuestros corazones se sentían latiendo demasiado fuerte, subíamos hacia las escaleras para dirigirnos hacia la habitación sola, me cargó y entramos a la habitación; me recostó en la cama y todo llevo a lo que ambos esperábamos.
Esa noche deje de ser virgen, esa noche se convirtió en mi primera confesión.

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⏰ Última actualización: May 18, 2016 ⏰

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