Empezamos mal y buenas noticias.

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Mierda....

Mierda....

Mierda....

-Si no llego en tres minutos llegaré tarde-dije totalmente preocupada mientras recorría los pasillos más rápido de lo usual.

Esta mañana había vuelto a quedarme dormida. No sé cómo puede pasar esto a cada rato. Me pregunto porque siempre se me olvida poner la alarma del reloj, pero es que tenía que ser así de idiota.

Bien mi mamá me había avisado la noche anterior y lo había olvidado por completo.

La gente me mira como si estuviera loca, pero no me interesa, lo único que me importa en este momento es llegar lo más pronto posible al salón.

Esto ya había pasado miles de ocasiones y lo raro era que siempre lograba entrar a tiempo, no como los demás. Estaba agradecida por eso. No quería tener ningún tipo de tardanzas. Mucho menos porque saldría reflejado en mi boletín. En conclusión, algo malo.

Mis pies duelen del esfuerzo que estoy haciendo y aún ni siquiera diviso la puerta de vidrio. Todo esto pasó por haber llegado tarde anoche a mi casa. Mi mamá me había reprendido por ello. Me disculpé con ella y le dije que no volvería a pasar, algo que no era del todo cierto. Sabía que ella lo sabía, pero me hice la desentendida.

Yuri igual me había dicho que esto podía seguir pasando si seguía saliendo diariamente. Tuve que haberle hecho caso. Ella si es la más responsable de todas, y entre todas, quiero decir de mí y las demás. Las cinco éramos aplicadas, pero una más que otras poniéndonos en un rango de Yuri, Seo, Yo, Soo y Hyo.

No es que fuéramos populares en el colegio, ni tampoco las más antisociales, se puede decir que cada una tenía lo suyo.

Todas teníamos una vida fuera del colegio, y otra que aparentábamos dentro de él.

Por ejemplo, en el colegio soy callada y casi ni hablo, sin embargo fuera de él era todo lo contrario. Me gustaba ir a fiestas, especialmente a los clubes nocturnos haciéndome pasar por alguien mayor de edad. No era inmadura, y era capaz de cuidarme sola, sobretodo de los muchachos que lo único que buscan es un buen polvo para pasar el rato.

Por esa razón prefiero a las chicas, convirtiéndome eso en lesbiana. Hace no mucho lo había descubierto y la noticia no me afectó tanto como hubiese pensado que me afectaría. Mis amigas lo sabían, y lo llevaban bien, hasta podría decir que algo de eso ellas también tenían. Solo que aún no lo aceptaban.

Mi celular vibró en el bolsillo de mi pantalón y lo saqué lo más rápido que mis manos me permitían. Era Soo, me había enviado un mensaje.

-Donde estas!! -

-Estoy en camino, lo siento :( -

La respuesta tardó un poco en llegar.

-Solo trata de no demorar tanto, el profesor aún no ha llegado. Tienes suerte. -

Suspiré de alivio y le respondí.

-Está bien, nos vemos. -

Guardé mi teléfono y apresure mi paso hacia el salón. Sonreí de felicidad cuando por fin había divisado la puerta en mi rango de vista y empecé a correr. Mala idea. Justamente cuando estaba a punto de llegar a la entrada, sin querer no había notado que el piso estaba resbaloso, provocando que al pasar por ahí, cayera de bruces al suelo golpeándome la cabeza y la espalda.

Grité de dolor por el golpe fuerte que había sufrido y enseguida los estudiantes empezaron a salir de las aulas buscando la razón de aquel sonido.

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