Un instante se convirtió en una eternidad

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Mi vida ha sido como una montaña rusa durante los últimos 2 años. Me apasiona escribir desde pequeña, me sentaba frente al escritorio de mi habitación, cerraba los ojos imaginandome que yo era una princesa y escribía pequeñas historias en mi diario. Era mi manera de hacer mis sueños realidad. Con el paso de los años, esas pequeñas historias, que se han ido trasformando en relatos y luego en libros. Hace poco más de 3 años me atreví a publicar mi primera novela romántica. Creo que en el fondo anhelo vivir un amor así. Lleno de pasión desenfrenada con el hombre perfecto y sentir mariposas en el corazón. La editorial que me ayudó y sigue conmigo desde entonces es el lugar donde conocí a Pablo. Él siempre ha sigo muy amable y simpático conmigo, además de guapísimo. Desde el primer momento en que cruzamos dos palabras, nos hicimos inseparables. Todo comenzó con una bonita amistad y después, dio paso al amor. Todo era perfecto, o al menos eso creía, pero tenía la sensación de que me faltaba algo. Nos llevábamos a las mil maravillas, aunque en la intimidad no me satisfacía como yo necesitaba. Yo soy una persona muy romántica, aunque también muy apasionada. Y creo que quizás fue eso lo que me hizo darme cuenta de que él no era lo que yo necesitaba. Le pedí que me diera un tiempo para meditar bien nuestra relación y después de unos días le di otra oportunidad. Mientras, yo seguía escribiendo mis historias y lo peor de todo, es que le era infiel (en cierto modo) con mis amores literarios. Ellos me hacían vibrar sin apenas tocarme. Sin querer me acariciaba los pezones con una mano y con la otra, enterraba mis dedos en mi clitoris, humedeciendo y jugando con el, hasta llegar al climax. Cuando decidí dejar definitivamente a Pablo, mi idea era desconectar de todo, irme a un lugar tranquilo cerca de una playa y respirar aire puro. Al final me decidí por una pequeña isla solitaria en Canarias. La casa estaba frente al mar. Desde mi terraza se podía oler el salitre y la brisa de la tarde me acariciaba la cara dulcemente. Decidí ir a dar un paseo por la playa. Cuando me iba acercando, divise a lo lejos una figura masculina. Estaba de espaldas a mi, bañándose y ¡Totalmente desnudo! Estaba hipnotizada por ese increíble cuerpo, perfectamente esculpido. Mi adonis se encontraba a unos pasos de mi, con la piel húmeda y brillante. Sus manos jugaban con su pelo, oscuro como el azabache. Madre mía, me mordi el labio inferior al estudiar detenidamente cada centímetro. Tenía los hombros anchos y cada músculo bien formado. Era bastante alto. Uff, mi mirada se centró en su culo perfecto. No me había dado cuenta que tenía las bragas pingando. No sabía cómo era su cara y ya estaba excitadisima. Era una sensación rara, pero muy placentera. De pronto se dio la vuelta y pude verlo en todo su esplendor. Era mucho más guapo de lo que me imaginaba. Su mirada era penetrante y sus ojos desprendían fuego. Un fuego que yo sabía que me acabaría quemando.¡Dios mío! Tenía el torso marcado al milímetro y según bajaba la vista , se dibujaba una V de infarto que acababa en una ereccion imponente. Mi respiración se había vuelto más agitada y mi corazón latía desbocado. Cuando llegó justo a mi lado, sin apartar ni un segundo su mirada, acercó su mano a sus labios y me hizo un gesto para que no dijera una palabra. Esas manos, tan perfectas, con los dedos largos y a la vez tan fuertes. Se iba acercando muy lentamente, como un león en busca de su presa. Con un hambre insaciable, con muchas ganas de devorarme. Y entonces me besó, mientras me acariciaba el pelo. El beso se fue intensificando hasta casi quedar sin respiración. Su lengua se entrelazaba con la mía y de vez en cuando me mordía el labio. Como un vampiro sediento. Su manos fueron bajando dibujando mi cuerpo hasta encontrarse con mi culo. Lo apretaba con tanta fuerza que casi me rompo. Mi excitacion crecía por momentos, sentía su pene clavado a mi, a través de la fina tela del vestido, duro como una roca.

-Cierra los ojos y quédate en silencio- me susurraba con una voz aterciopelada

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-Cierra los ojos y quédate en silencio- me susurraba con una voz aterciopelada. Llevo demasido tiempo esperándote. No sabes cuánto te deseo, pero necesito hacer que este instante se convierta en una eternidad.pero vamos a ver, mis hormonas están disparadas y me cuesta demasiado controlarme. Este hombre me vuelve loca y encima esa voz, tan varonil pero a la vez tan dulce... Ahora comienza a besarme dulcemente el cuello, los hombros, con cada beso va marcandome cada parte de mi anatomía. Y mientras lo hace con sumo cuidado, siento sus caricias, cálidas. Un escalofrío recorre mi cuerpo y siento cómo se me eriza todo mi vello .Es una sensación tan bonita, pero a la vez tan íntima y excitante. Yo sigo concentrada en cada beso y en su cálido aliento que me causa un leve hormigueo. Poco a poco me quita el vestido delicadamente y seguidamente las bragas, quedándome totalmente expuesta ante él. Por alguna extraña razón no siento vergüenza, ahora que los dos estamos desnudos.
-Déjame venerarte cariño. Déjame enseñarte que existe el cielo- creo que voy a morir literalmente.
Me dejo llevar y nos echamos sobre la arena, sintiendo su cuerpo sobre el mío, caliente, piel con piel.
-Puedes abrir los ojos. Necesito que grabes cada segundo en tu mente.
Le obedezco y mis ojos se encuentran con los suyos, que me miran con mucho deseo , pero también mucha ternura. Mi corazón deja de latir una milésima de segundo. Nunca me había sentido así, es como si toda mi vida hubiera estado perdida y por fin me encontré, en el.
-Eres preciosa cariño. Necesito tenerte entre mis brazos, quiero hacerte mía.
Acercó su bello rostro y sus labios se posaron sobre los míos, besándome dulcemente. Ese beso se fue intensificando y nuestras respiraciones se aceleraron. Dejó mis labios para centrarse en mis pezones que estaban completamente duros. Los succionaba y les daba mordisquitos. Dios mío, qué momento más erotico. Notaba su excitacion sobre mi sexo. Me estaba volviendo loca de tanto placer. Con sus manos me envolvía los pechos y seguía besándome la piel buscando de nuevo mi boca. Eran besos hambrientos, pero de deseo, de placer.
-Me vuelves loco mi vida. Necesito estar dentro de ti- me dijo con voz ronca al oído.
Yo también lo necesitaba dentro de mi. Se incorporó un poco para mirarme y entonces pasó. Una oleada de calor llegó directamente sobre mi cara. Me penetro de golpe y me sentí morir en sus brazos. Entrelazados nuestras manos y nos movimos acompasados sin parar. En cada embestida, sentía como si el mundo dejará de existir y sólo estábamos el y yo, o más bien un solo ser. Era un sensación demasiado hermosa, estaba a punto de llegar al climax. Notaba su corazón latiendo desbocado. Sentía cómo su pene palpitaba en mi interior, sabía que él también estaba llegando al final. Y entonces ocurrió, los dos estallamos de placer, ahogando nuestros gemidos. Me besó como si se le fuera la vida en ello. Un beso desesperado y casto. Salió lentamente de mí y se echó sobre la arena a mi lado mirándome.
-Eres mucho más de lo que siempre soñé. Te quiero- me dijo mientras intentaba recuperar el aliento y yo le respondi sonriendo.
-Tú eres mi sueño hecho realidad.
Me sonrió feliz, me acercó a él y me abrazó con fuerza. Estar entre sus brazos y escuchando el sonido del mar, era tan relajante, que cerré los ojos y antes de quedarme dormida escuché sus dulces palabras.
-Nos veremos donde empiezan los sueños, mucho más allá de las estrellas.
FIN

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