Ella.

Ella tenía todo lo que yo buscaba, y la había perdido.

Ella no era como las demás, ella era única, única para mí, y la había perdido.

Ella, ella fue mía y la perdí.

Ella...

Habiendo tantos caminos por tomar... habiendo otras maneras de hacer las cosas, tenía que escoger la peor manera de amarla. Y de que ella me amase a mí... obviamente no fui lo mejor que le paso.

La destruí por completo, aunque ella diga que no ha sucedido nada, que no tengo nada de qué preocuparme, Dios, ella es tan valiente. Tan solamente ella.

Regresar el momento en que me conoció, pagaría con la misma vida solo por regresar a su lado un segundo más; pero sé que no será así, sé que ella no me quiere a su lado ni por ese segundo que le ruego. Ella me ama, lo sé porque me lo ha dicho. Y lo odia, odia amarme, también lo sé.

Me he jurado, y le he jurado que no la buscaría, y quiero perderme, y jamás encontrarla de nuevo, pero simplemente no puedo, siempre regreso a ella.

Escribiré esto para ella, para mí, para ambos. Por eso es que ella odia amarme, por qué la enamore mediante una mentira, no fue una mentira. Tantas noches de insomnio, cada silencio acompañados de lágrimas, mis pensamientos, mis vicios, mis malas costumbres, mi mal carácter, los días buenos y malos, las perdidas, peleas, reclamos, celos, pasiones, tristezas, rencores... era yo, solo yo.

Es más, una terapia para olvidarle, para dejarla partir.

No la quiero dejar partir.

La amo.

Me ama.

Pero se acabó, no quiere estar más conmigo y no me gusta su final, así que escribiré un nuevo comienzo y no tendrá final, en mi nuevo comienzo no.

Y si algún día llegas a leer esto, quiero que sepas de una sola cosa:

Siempre serás La Luna que ilumina mis noches, aunque ya no sea El Sol que ilumine tus días.

Je t'aime, Ma belle.