Todo comenzó una tarde como cualquier otra, regresaba de un entrenamiento de artillería en las costas del golfo de México, desembarcamos en el puerto de New York como parte de la práctica, lo recuerdo con claridad, era una tarde soleada, una leve brisa corría de este a oeste, eran las 18:25 en punto, el puerto estaba tranquilo para ser la tarde del sábado tres días próximos al día de la independencia, se veía a algunas personas comprando pescado en los puestos alrededor del puerto y a algunos marineros tomando whisky aun estando mas ebrios que un cubano en navidad mientras jugaban póker sobre una antigua mesa de madera, bueno si a eso se le podía llamar mesa, era una simple tabla de madera ovalada sujeta con tres pernos soldados a una base cilíndrica de metal hueco que tendría unos 120cm de largo y unos 15cm de diámetro interno, estos individuos estaban jugando y maldiciendo sin fin, pero eso a mí que me importaba, ya bastante tenía con tener que aguantar los gritos de la aguda voz del general Francis, mi no muy querido superior, mi rango era el de teniente, luego de haberle salvado el pellejo a mis superiores más de 3 veces en algunos conflictos armados creo que me merecía este rango y las 2 medallas que se me fueron dadas, una por servicio destacado y la otra por merito, creo que les faltaron las de salvarle el pellejo a tres ancianos que no hacen más que ver mujeres y la de eres mejor que nosotros, si esas existieran tendría una vitrina completa de ellas, el "imponente" general Francis Mc Gregor bajo de la proa del barco vistiendo su muy "impactante" traje blanco cubierto de medallas que no se merecía, acompañado de sus dos lame botas favoritos, el comandante Madison y el almirante Cris, tres vejestorios en carne viva, rodeados de gritos y alaridos innecesarios, los tres hombre cruzaron junto a mí, el general se detuvo un momento y despacho a sus dos escoltas lejos de la zona, que tendría que decirme este saco de orgullo, el general me tomo del hombro y camino junto a mi hasta la cabina del S.S Itochi, un acorazado destructor portaviones de clase 3 es decir una verdadera máquina de guerra, pero bien no hay mucho que decir, un barco que parece una base que flota con más de cien aviones caza sobre él y con más de 45 cañones de los cuales 5 eran cañones de plasma termoeléctricos, tecnología de punta para la época, ya en la cabina del capitán el general se sentó en su ostentosa silla de terciopelo y me miro fijamente mientras encendía un abano importado que saco de su petanca de oro grabada, con esa voz tan particular con un tono algo calmado dijo
-Te preguntaras por que estas aquí verdad James-
-La verdad me importa un pepino "general", solo dígame para que me quiere y luego me marchare tal y como vine, apúrese que mi vida a diferencia de la suya no es tan fácil como para simplemente no hacer nada-
-Tu siempre tan respetuoso James- dijo mientras fumaba su abano y lanzaba el humo en mi cara.-La razón por la cual estas aquí es que...-
Justo antes de que acabase la oración el silencio del momento se vio cortado por el repentino ruido de una alarma, reconocería esa alarma donde sea, era la alarma de bombardeo pero era imposible ya que esa alarma significaba que se dispararía uno de los cinco cañones principales lo cual era imposible porque esos cañones toman 3 horas en cargarse y yo soy el que se encarga de dar esa orden, digamos que si tengo cierto grado de control.
Salimos afuera de la cabina para observar lo que describiré como un montón de hormigas corriendo de un lado a otro sin control no orientación, en efecto uno de los 5 cañones se estaba por disparar dado a que las luces verdes y azules acompañadas de ese inconfundible sonido de fotones y rayos entrando en contacto lo confirmaban, me alarme al ver que el rumbo del cañón era el puerto.
Rápidamente me lance desde la baranda de la proa de la cabina amarrándome al contra mástil del barco, me deslice por entre toda esa gente y logre llegar a la cubierta de comandos, la puerta estaba cerrada y para mi sorpresa algo se veía por la rendija de la puerta, no podía ver que era con claridad pero logre ver que era humano o eso creí.
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El Principio Antes Del Fin
Science FictionHistoria sobre una guerra producida por un virus, en contraste la típica historia de zombies pero a cada capitulo se desentrañara cada vez mas y mas los secretos tras la catástrofe conocida como El Día Negro, aventurate junto al protagonista y desen...