10 de Diciembre
Escuadron AS (Asia)El barco se movía de arriba a abajo debido a las olas, había mal tiempo desde hacía un par de días por lo cual el mar golpeaba furiosamente la enorme embarcación y los vientos hacían que la tripulación se escondiera en sus camarotes o en las salas de reunión donde planeaban sus propias misiones o se trataban de comunicar con el mundo exterior.
4 soldados miraban el mar con calma mientras la fría lluvia caía con fuerza sobre ellos, tomados de la barandilla en silencio miraban las olas enormes hundidos en su propio mar de pensamientos oscuros y llenos de desesperanza que era aún más fuerte que el mismo viento de miedo que se llevaba sus días felices como si de hojas en un torbellino se tratara.
Un chico con el pelo chino aplastado bajo su gorra empapada suspiro y volteo a ver a los demás, su nombre era Dioniso, provenía de Siria y era alto y con piel aceitunada, ojos grises cansados y ojerosos y un cuerpo musculoso.
-Hoy es el maldito día- dijo solemnemente Dioniso- Llego y no es muy lindo
Otros dos lo vieron en silencio y el tercero continuo viendo hacia el frente pero con la cabeza agachada, como presagiando malos tiempos.
-así es- respondió uno, su pelo rubio bien cortado caía por su frente- aquí nos separamos
El rubio era de estatura mediana, era el mayor de los cuatro (acababa de cumplir los 29 años) y venia de Inglaterra, su acento era muy notorio pero esta vez sonaba desanimado y asustado, cosa rara viniendo de él pues solía ser muy risueño y bromista.
Todos agacharon la cabeza casi al instante, pensando que en unas dos horas uno de ellos sería dejado en Corea del Sur con otros nueve desafortunados mientras buscaban pistas de uno de los hombres que había creado a los monstruos que mataron a casi la mitad de la población mundial en menos de un mes.
-Dan- dijo el tercero, con su piel morena y pelo negro; el agua entraba a su boca mientras trataba de encontrar unas palabras que decir- sabes que estamos preocupados por ti y queremos decirte algo
El cuarto, de estatura media, piel no muy blanca y pelo gris ceniciento que estaba más largo de lo que debería estar permitido en el ejército (claro que ya no existía un ejército, los pocos soldados que quedaban estaban dispersos luchando en diversos frentes de guerra y la tripulación del barco era solo un intento desesperado por parte de varios gobiernos para salvar a la humanidad), su pelo cubría sus ojos y escurría el agua por su cara mientras asentía con lentitud y al fin quitaba la vista del mar y miraba a sus amigos.
Dan era el menor de todos, acababa de cumplir 26 años y venia de algún lugar de Norteamérica había asumido la segunda misión de aquella tripulación: la búsqueda en Asia casi a regañadientes. Él jamás quiso participar en una guerra aunque ahora sus palabras poco valían, ya no había un lugar pacifico en el mundo, solo la lucha por el futuro.
-Mantente a salvo- dijo el chico británico- no te hagas el héroe, si te ves en peligro huye...
-está bien, Joel- dijo Dan con suavidad- pero no puedo prometer eso
-¿crees que no lo sé, cabeza de chorlito?- dijo Joel sonriendo con un dejo de tristeza- pero mínimo quiero verte cuando regresemos todos
-todos queremos vernos- respondió Dioniso- todos queremos volver aquí con las respuestas y salir a buscar a Jakob
El quinto amigo, Jakob, estaba perdido en algún lugar de Oriente Medio desde hacía casi dos semanas pero los cuatro no perdían las esperanzas de encontrarlo de nuevo.
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Al caer la noche
Science FictionUn mundo en ruinas, donde los últimos humanos son cazados día y noche por su más grande error: Los dioses de la muerte. La tripulación de un buque de guerra empieza una búsqueda desesperada alrededor del mundo, tratando de encontrar a los responsabl...