Inevitable 5

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Los días en el trabajo transcurrieron evitando caer en temas personales y evitando el contacto físico directo, y en las noches, tratando de dar vida a una máscara que desde un principio ya estaba rota.

Tanto Adolfo como Amanda, habían notado la diferencia entre lo vivido antes y lo vivido ahora, pero ninguno había hablado al respecto, pues pensaron que todo se debía a sus respectivas partidas. Al no tener nada diferente que ofrecer, decidieron callar y dejarlo pasar.

Adolfo se fue nuevamente y Daniela quedó sola como siempre. Nicole quiso retomar algunas de las actividades que siempre hacían en las tardes para llenar un poco el vacío, pero a todas les ponía excusas, por lo que entendió que el problema era que no quería pasar más tiempo con ella.

Estaban devastadas, pero no se atrevían a hablar. Demasiado que perder si confesaban lo que estaban sintiendo. Demasiado que afrontar si aceptaban lo que el corazón les gritaba.

Llegó el cumpleaños de Tatiana y decidieron salir a bailar. Por supuesto que Marcela insistió en que Daniela fuera con ellas, aunque no lo dijera, sabía que Dani estaba deprimida y ésta era la ocasión perfecta para distraerla. Al estar todas juntas por primera vez en semanas, Marcela pudo ver el trato frío y distante entre Dani y Nicole. Observó como evitaban verse a los ojos, tocarse de alguna forma, y sobretodo, la manera en que se miraban cada quién por su lado, cuando pensaban que nadie las veía.

Sabía muy bien lo que significaba todo aquello, sabía que era un desastre por venir, pero también se dio cuenta que era muy tarde para evitarlo. Nicole se había enamorado, la conocía bien y no había duda alguna. Daniela ... Daniela era otra historia. ¿Enamorada? No lo podía asegurar. ¿Tentada? ¿Atraída? ¿Con ganas de dar rienda suelta a lo desconocido? Seguro. Así que sólo quedaba esperar a que todo ocurriera para luego recoger los pedazos.

Daniela había tomado más de lo habitual, el panorama de Nicole y Amanda juntas tomadas de la mano, abrazadas o besándose, la tenían fuera de si, por lo que buscó la salida más fácil a su problema. Pero todo se complicó cuando aceptó bailar con una desconocida. Marcela intentó disuadirla, pero no escuchaba razón. Como era de esperarse, la desconocida no sólo quería bailar, en cuanto pudo se fue acercando y la rodeo con sus brazos hasta quedar adherida a ella. Daniela que estaba ida con la música no se dio cuenta de nada hasta que sintió unos labios en su cuello, cuando quiso reaccionar, unas manos agarraron a la desconocida por los hombros y la halaron hacia atrás. Ésta protestó ante la invasión, pero luego de algunas palabras inentendibles por la música, se fue. Cuando logró enfocar quién lo había hecho se encontró con una Nicole que no conocía. Sus ojos eran fríos, pero al mismo tiempo transmitían rabia, ira, pero aún así, la tomó del brazo con firmeza pero sin hacerle daño y la llevó hasta el baño.

Una vez adentro, se miraron a los ojos por primera vez en la noche y en sólo segundos todas las barreras y defensas que se habían impuesto por semanas se derrumbaron. Sin dejar de verla, Nicole se fue acercando a ella hasta quedar a sólo centímetro de su boca. Se quedó así unos segundos dándole la oportunidad de alejarse si era lo que quería, al no hacerlo, cerró la distancia entre ellas y la besó.

Juntó sus labios con los de ella y lentamente los fue acariciando disfrutando de la suavidad y calidez de los mismos. Entreabrió los labios como pidiendo permiso para profundizar el beso y la respuesta no se hizo esperar. Daniela abrió sus labios también y su lengua fue a su encuentro.

Danzaron en perfecta armonía. El efecto de los tragos en Daniela no se comparaba con lo embriagador de ese beso. Todo alrededor desapareció abandonándose al placer del momento.

El toque de la puerta las volvió a la realidad separándose al instante. Se quedaron mirándose sin decir palabras. Un segundo toque hizo reaccionar a Nicole.

Llegaste tú y todo cambió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora