Aquellos recuerdos...

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Hacía tiempo que no comía dulces, pasteles, comida rapida...
Pero lo que más de menos echaba, eran los bizcochos de limón de mi madre, blandos y jugosos bizcochos de limón.

Solíamos hacerlos en nuestra casa a las afueras, y cuando terminábamos, lo dejábamos a fuera en la ventana reposando. Michael, los olía desde su habitación y venía a ver si mi madre le daba alguno, aunque al ver que cada vez que hacíamos bollería el venía a pedir, mi madre empezó a cobrarle la porción.
El pobre de Michael no tenía dinero para pagarlo, así que ofrecía sus servicios en casa para limpiar, fregar la vajilla y quitar el polvo de los muebles.
Eran buenos tiempos, eran.

Sonreí al recordar aquella escena, ojalá pudiese volver al pasado y restaurar todo lo que la ciencia hizo.
Es muy incómodo llevar una máscara cada vez que vas al trabajo, no favorece para nada.
-Nada por aquí...- levante una piedra del suelo y vi una rata mordisqueando a otra rata muerta, "asqueroso" pensé, y la aplasté con la roca que había levantado.- ...y ahora nada por allá.
El lugar parecía una escena sacada de una película de desastres nucleares: no había nadie en las calles, sólo yo; los edificios hechos polvo, ya nadie vivía en las afueras; el cielo negro y el suelo polvoriento. Realmente daba asco estar aquí de pie mirando este panorama, pero para vivir hay que trabajar.

Comencé a caminar en línea recta. Escuché pasos, ¡era imposible!, nadie tiene derecho a salir a las afueras...
A no ser...

-¡Nara!,¡Nara!,¡¡NARA!!.- Era Michael. Me abrazó fuertemente, sabe perfectamente que odio los abrazos, a no ser que los de yo.
-Hola Mich.- Puedo sonar borde, pero este chico me pone de los nervios, a pesar de que es mi mejor amigo.
El Llevaba la túnica negra de los exploradores, yo la hubiese tenido si no la hubiera cambiado por una sudadera y unos tejanos negros.
Michael se veía bastante mono, a sus treinta y cinco años, las chicas del laboratorio se morían por sus huesos. Su pelo blanco contrastaba con la túnica, haciéndole unos rasgos más de adulto. Sus ojos verdes oscuros daban un toque de color a su persona. Simplemente maravilloso. Pero el a mí no me gusta.
-¿Vas allí Nara?
-Si, voy a ver como van los sujetos.- sonreí, aunque la máscara me tapaba, se vió como mis ojos se cerraban gracias a las mejillas.
-Aún no puedo asimilar que encontrases aquellos sujetos. ¡Fue increíble!- estaba realmente emocionado, la última expedición al bosque de Cal fue un verdadero éxito.
-No fue para tanto- me sonrojé, mi piel blanca se coloraba ligeramente.
Mis labios rojos se endurecieron, mis ojos negros miraron hacia otro lado, esquivando su penetrante mirada.
-Deberíamos ir Mich.
-Si, cierto, vamos.
Los dos seguimos caminando hacia el laboratorio, diría el lugar donde se sitúa, pero me temo que eso es de alto secreto.

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¿Que tal voy? ¿Os gusta? :D
Decidme que creéis que pasará envíos siguientes capítulos plsss c':

Un bezito de caramelo <33333

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