Mi secreto

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Observo mi reloj de muñeca y me percato de lo rápido que ha pasado el tiempo, son las doce en punto. Me estiro en mi silla provocando que mi espalda truene, lo que me hace liberar un poco la tensión de esa zona. He estado revisando documentos y programando citas sin parar desde las nueve, y yo que pensaba que este iba a ser un día tranquilo.

El sonido del teléfono me hace despabilar al primer tono. Es la línea del Señor Taisho, mis nervios se apoderan de mi inmediatamente, pero como siempre, hago todo lo posible por mantenerlos a raya.

-Traeme los documentos que te pedí en la mañana y recorre mi cita de la una para dentro de media hora-. Escuchó su gruesa y estoica voz apenas pongo el aparato en mi oído. Como es costumbre, ni siquiera tengo tiempo de decir alguna palabra antes de que cuelgue.

Con una rapidez que hasta a mi me sorprende, imprimo los documentos faltantes y los acomodo todos en carpetas por orden de importancia, tal y como le gustan a él. Me levanto de mi silla y camino a la puerta que esta a solo unos metros de mi área de trabajo. No hace falta que toque la puerta, simplemente entró y anuncio mi llegada.

-Señor Taisho, aquí están los documentos que me pidió -. Informo observando a la persona sentada tras ese enorme escritorio.

Un hombre de cabello plateado aparta la vista de su computadora y la clava en mi estremeciéndome por completo, solo espero que no lo note. Me acercó hasta estar frente a él y dejo los folders en el escritorio.

-¿Desea algo más? -Cuestiono amablemente.

-No, retirate-. Contesta seriamente apartando la vista de mi para devolverla al ordenador. Me limito a asentir y sin dudarlo salgo de ahí.

Siento como mi corazón late sin parar, y no puedo evitar que una nueva idea llegue a mi mente. Estoy ansiosa por llegar a casa.

Me pregunto que tiene ese hombre que me encanta tanto. Llevo un año y medio trabajando en esta empresa. El primer día todos me advirtieron del temperamento del Señor Taisho, no lo voy a negar, me intimido cuando lo conocí, sin mencionar que los primeros dos días de trabajo fueron una pesadilla, él es tan exigente y serio que es muy difícil seguirle el paso, por eso todas sus secretarias anteriores no lograban quedarse mas de seis meses, sin embargo con el paso del tiempo me fui dando cuenta de cosas, descubrí que a pesar de no demostrar nada, sigue siendo un humano, incluso ha sido amable conmigo en algunas ocasiones. Es un hombre bueno, lo sé, solo es complicado.

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-Buenas tardes, señorita Kagome-. Me saluda una voz que reconozco de inmediato.

-Totosai-Sama, buenas tardes-Respondo al saludo con una sonrisa. El anciano totosai es un socio de la compañía y viejo amigo del antiguo dueño, el padre de Sesshomaru-. El señor Taisho lo espera.

-Dime, ¿cómo esta la fiera hoy? -Así es como se refiere a mi jefe cuando esta conmigo, debido a su carácter.

-Mucho mejor que ayer, se lo aseguro-. Digo recordando como salió echando humo de la sala de juntas el día pasado. Gracias a Dios yo no era el socio con el que descargo su ira.

El anciano suspiro con un poco de alivio -Saco el mismo carácter de su madre-. Dijo mas para el mismo. Mentalmente le doy la razón, las veces que la señora Irasue viene a la empresa me dan ganas de esconderme-. Bueno, que mas da, es hora-. Se encoge de hombros y camina hasta la puerta de la oficina.

-Mucha suerte-Suelto una pequeña risa y sin dudar vuelvo al trabajo.

• • •

Me las ingenio para abrir la puerta de mi departamento aun teniendo las manos llenas de carpetas, cuando finalmente lo consigo la voz de mi mejor amiga es lo primero que escucho.

Accidentalemnte Enamorada© SesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora