One-Short

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Esta historia se sitúa luego de la última pelea entre Alibaba y Cassim

El olor a quemado inundaba el ambiente del patio de aquel palacio, había terminado aquella incansable pelea contra su querido amigo o más bien hermano. Estaba claro que uno de los dos tenía que morir, pero ¿por qué él y no yo? se repetía el joven pelirrubio en su mente una y otra vez. Las lágrimas brotaban de sus ojos abrazando a aquel ser querido que yacía muerto en el suelo.

Se sobresaltó al sentir una cálida mano sobre su hombro

-Alibaba-kun, lo lamento mucho - dijo el pequeño Magi con un nudo en la garganta al ver el sufrimiento de su amigo - aún no se controlar mis poderes a la perfección, pero hay algo que sí puedo hacer

En el momento en que levantó su báculo con fuerza, una gran nube de rukh se posó sobre el lugar y comenzaron a descender los espíritus de las personas cuyas vidas habían terminado, querían saludar a sus seres queridos.

El joven Alibaba quedó boquiabierto al ver que el cuerpo muerto de su amigo comenzaba a moverse una vez más

-Esto es... imposible - dijo alejándose del cuerpo, mientras negaba repetidamente con la cabeza

-Normalmente sí - dijo el peliazul con una sonrisa de satisfacción - pero al ver lo mucho que has sufrido y el profundo amor que los une, he decidido pedirle al flujo del rukh que le brinde 24 horas más, luego deberá volver con ellos - dijo señalando a los espíritus

El ex-muerto se puso de pie mirándose a sí mismo, sorprendido. Palpaba su torso aún sin creer lo que pasaba y el joven príncipe observaba la escena atónito hasta que, en un momento, explotó en un llanto de alegría y se lanzó hacia su amigo con euforia.

El pelivioleta, aún sin creer lo que pasaba, correspondió el fuerte abrazo y con lágrimas en los ojos sujetó al rubio príncipe por la cintura para levantarlo y girarlo con alegría por el momentáneo reencuentro.

Al parecer era imposible no dejarse llevar por el momento... Alibaba tomó a su ser amado y colocó sus manos en sus mejillas para besarlo dulcemente, aunque las lágrimas seguían cayendo por su rostro sonrojado. Parecía como si hubiera estado deseando esa unión durante mucho tiempo.

El mayor no pudo disimular su expresión de asombro ante la repentina acción del joven, sentir el calor de sus labios unidos, no es nada desagradable, pensó. Pasó una de sus mano tras la nuca del pelirrubio y, con su brazo libre, rodeó completamente la cintura de su tierno amante, oprimiéndolo contra él para aumentar la intensidad y así hacer que ese tímido beso pasara a ser una apasionada muestra de profundo amor.

Alibaba lloró con más fuerza al ver la favorable respuesta y se colgó fuertemente de su cuello. Al separarse a causa de la falta de aire, se percataron de la asombrada mirada de todos a su alrededor y el joven príncipe, avergonzado, quiso separarse del mayor por la vergüenza que le había causado su imprudente acción.

El pelivioleta se rehusó a soltarlo de la cintura, a lo que el otro sólo comenzó a forcejear, el mayor, harto de su infantil comportamiento tomó una de sus muñecas y acercó su rostro hacia la cara sonrojada del menor

-No hagas eso, idiota - dijo decidido - tengo poco tiempo y no queremos pasarlo peleando ¿o sí?

-Pe-pero yo - comenzó a llorar desconsoladamente - lo que hice ¡¿es repulsivo verdad?!

-Para nada - le dedicó una sincera sonrisa y unió su frente con la del pequeño llorón - ¿acaso no lo entiendes? Me gustas mucho

Las lágrimas cesaron y el rostro atónito del príncipe se sonrojó a más no poder, una pequeña risa salió de la boca del mayor mientras soltaba las muñecas del joven.

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