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Eleonor se levantó de su asiento hecha una furia mientras escuchaba a la bola de idiotas decirle que no se fuera en tono de burla. Ella podía golpearlos en pares, pero eso significaría problemas y eso era lo que tenía que evitar. Así que optó por sólo estar en el salón las horas clase.
Salió al pasillo y se tiró en el suelo, a esperar al siguiente maestro. Y así fue todo su día. Evitando ser molestada por la bola que se encontraba atrás y poniendo toda su atención. El último timbre fue el sonido más hermoso que pudo escuchar en todo el día. Era hora de ir a casa. A comer. Hamburguesas.

Justo En La Puta ElaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora