De pronto se olvidó, ya no recordaba que era ni quién fue, solo se agolpaba en su pecho algo similar a la incertidumbre y la inevitable pregunta ¿y ahora qué?
¿Ahora qué? ¿qué se supone que he de hacer? Por el momento pensó en serenarse, en escurrir las lágrimas de algún modo, pero el silencio no es un buen recurso, definitivamente no es un pañuelo.
A su arededr vió naturaleza y recordo que ella también lo era, la mítica conexión, la imágen y semejanza, de antaño y por siempre. El sonido del vacío se complementaba con el de su interior, tan solo una voz podia develar el misterio que escondia sus ojos. La soledad enmarañada, ágil y caprichosa se apoderaba de los despojos humanos, de esa mente y mal cuidado corazón.
La pregunta es la siguiente ¿quién se atreverá a acercarse después de todo lo que pasó? ¿en quién confiará si hasta su sombra la defraudó? Siempre hay alguien, se repetía, tiene que existir alguien dispuesto a escuchar y a dar un abrazo más.
¿Qué se siente? otra vez se preguntó. Y se preguntó ¿por qué preguntarse y seguir preguntando? ¿será que acaso se aburrió de esperar respuestas? Si tan solo tuviese una brújula o un caminito marcado con miguitas de pan ¡basta! los cuentos son cuentos. Se terminó la fantasía de la princesa, príncipe y castillo, un sapo es un sapo y por más que pase el tiempo continuará siendo cada vez más sapo.
¿Seguir luchando o sucumbirse entre las sombras? ¿intentar volver a ser feliz, por si en alguna de esas lo consigue esta vez (por lo menos por casualidad)? Ese reino perturbable continúa enmarañandole las ideas, atravesándole el corazón con flechas ardientes y congeladas, pero su vestido ya no gira con el viento como antes, cuando jugaba a volar ¿por qué dormir, si ahora ya no quiere despertar?