Un monstruo bajo mi cama.

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Cuando era un niño solía pasar horas jugando como cualquier otro niño de mi edad, me gustaba pasar el tiempo con mis juegos en mi jardín o en a cochera pero mi lugar favorito era mi habitación.
Dentro de ella había de todo: Una lámpara, una mesa con su silla para hacer mis tareas de la escuela, un ropero mediano donde guardaba mi ropa, una mesita de noche, mi cama y cientos de juguetes regados por toda mi habitación. Estar ahí era como lo más divertido del mundo, a veces jugaba de ir a acampar colocando mis sábanas como si fueran una tienda de campaña, o algunas veces con mis animales de selva creaba una gran selva imaginaria con mi ropa y almohadas.
Creo que tuve una buena infancia, pero toda la diversión desaparecía cuando llegaba la hora de dormir. De niño siempre tuve la idea de que por las noches llegaba un monstruo a hacerme compañía mientras duermo y se quedaba debajo de mi cama, nunca lo vi en persona pero siempre me lo imaginé como un ser color rojo, con cuernos, una boca llena de dientes puntiagudos y con mirada aterradora y sólo imaginarlo me invadía un terrible miedo a tal punto de que más de alguna vez me iba a dormir al sofá de mi sala o a la cama de mis padres, otras veces no me quedaba de otra y me quedaba en mi habitación aunque siempre moría de miedo sólo cerraba los ojos hasta que me quedaba dormido y dejaba en paz al monstruo.

Pasaron los años y yo dejaba de ser un niño, mis juguetes los que alguna vez fueron mi mejor compañía fueron desapareciendo poco a poco hasta que no quedaron rastros de ellos, mi habitación fue cambiando mucho mi antiguo ropero ahora es uno mucho más grande, mi cama también se hizo más grande y con unas sábanas más adecuadas para mi edad, ahora en mi mesa tenía una televisión mediana donde jugaba videojuegos, tenía varios pósters de bandas de rock, una grabadora para escuchar música... Tenía un ambiente muy agradable ahora, madure mucho y obviamente con el pasar de los años me fui olvidando de mi compañero que vivía debajo de mi cama... O bueno, eso creía hasta que un día todo cambió.

Era un sábado tranquilo, eran las 10 de la noche y toda mi familia iba a dormir, me encerré en mi habitación pero como ya era costumbre en mi siempre me quedaba un par de horas más con mi celular. Todo era normal hasta que sentí un ligero viento que pasó por mis brazos, se me hizo extraño pues las ventanas siempre las mantenía cerradas pero de repente una de ellas se abrió de golpe, me asuste y me levanté pensando: ”Que extraño, quizás la cerré mal, pero yo nunca las abro." Fui a cerrarla aún asustado pero me tranquilice cuando vi que afuera estaba haciendo mucho viento como si fuera a llover."Ohh, debió ser el viento." Me dije, estaba más tranquilo y seguí con mi celular hasta que mas tarde llegó la tormenta y como era eléctrica hizo que se fuera la luz en mi casa lo que provocó que no tuviera señal de internet, lástima, me dispuse a dormir pero algo me hizo volver a abrir los ojos, era otra vez el viento que sentí hace unos momentos, abrí los ojos y un relámpago iluminó mi oscura habitación y pude ver una extraña figura a la par de mi mesa que parecía una persona, no me asusté pues esas tormentas siempre te hacen malas jugadas con tu mente así que me di la vuelta y me quedé dormido.

Me desperté lleno de sudor y con un pequeño temblor en mi cuerpo, la noche anterior tuve un sueño extraño: Me veía a mi, de niño llorando sobre mi cama llamando a mi madre en voz baja y a la par mía estaba una figura que no pude reconocer pues la habitación estaba a oscuras, me disponía a acercarme a la cama pero una extraña fuerza me impidió seguir adelante y escuche unas palabras como si fueran un susurro: "Shhh, sólo ve a dormir, yo siempre estaré contigo..." Fue lo único que pude recordar.

No volví a pensar en ese sueño durante el resto del día, en la noche me dediqué a jugar videojuegos mientras escuchaba la radio, pero de la nada mi radio se volvió loca; comenzó a perder la señal de repente, me desesperé y traté de desconectarla y la volví a conectar pero ya no era la emisora que estaba escuchando, cuando la encendí se escuchaba una música tipo clásica sólo que era la melodía de un violín con unas voces raras al fondo ignore la música y seguí jugando, pero cada vez el volumen de la música iba en aumento y las voces se escuchaban como unos lamentos y fue empeorando a tal punto que hizo que los pelos se me pusieran de punta y desenchufé la grabadora de un solo golpe, seguí jugando aunque no podía quitarme esa música de mi mente y ya cuando comenzaba a olvidarme de eso mi videojuego comenzó a distorsionarse un poco, los gráficos comenzaron a desaparecer junto con la música hasta que la pantalla se puso negra con una delgada línea gris en medio, me termine enojando y también desenchufé la TV y me tiré en la cama viendo al techo.

Otra vez tuve una pesadilla, me volví a ver a mi mismo sólo que un poco más grande, estaba leyendo un cómic pero la habitación estaba a oscuras y entonces apareció una mano sobre el hombro de mi versión niño, era una mano alargada con unas grandes garras negras y la piel de un color rojo pálido, mi otro yo volteó a ver, sonrió y dijo:
- Ohhh, volviste.
- Y nunca me volveré a ir. - Dijo la criatura.

La noche siguiente me prometí a mi mismo que no me iba a acostar tan tarde, pues pensaba que esas pesadillas era producto de no dormir lo suficiente en las noches, me terminé durmiendo a eso de las 9:30 pensando que por fin podre dormir tranquilamente pero volví a tener otra pesadilla y si, me volví a ver a mi mismo pero esta vez aún más grande que las otras veces, tendría quizás unos 14 años dentro del sueño, me veía dormido en mi habitación, pero vi algo que salía debajo de mi cama, eran las manos alargadas de la vez pasada que me comenzaron a hacer caricias en mis piernas y el otro brazo en mi cara, escuche la voz siniestra de mi primer sueño que me decía al oído.
- Como has crecido, de seguro ya te olvidaste de mí, pero yo nunca me olvidaré de ti...

¡Me estaba volviendo loco! Esos sueños no me dejaban en paz y ya me sentía muy cansado al no poder dormir bien, la noche siguiente me dormí aún más temprano que la noche anterior y claro, no me sirvió de nada y sin duda fue la noche más aterradora: Me dormí a las 8:30, sin duda demasiado temprano para mi gusto y como ya me lo esperaba tuve otro sueño: Esta vez estaba dormido y me veía con mi edad actual, pero sólo estaba dormido y no pasaba nada más, ninguna mano alargada agarrándome, nada...
Luego, una sombra comenzaba a formarse del otro lado de la cama poco a poco fue tomando una forma como la de un ser humano, en un abrir y cerrar de ojos se formó la figura y la pude ver detalladamente: se parecía a aquel monstruo que alguna vez vivió bajo mi cama, quería despertar pero estaba inmóvil, algo parecido a la parálisis de sueño. El monstruo miro al yo dormido un buen rato y después me volteó a ver, tenía unos ojos aterradores, amarillo con negro, vi que abrió la boca pero en ese momento me desperté.

Me senté en la cama mientras me decía a mi mismo: "¿De eso se trataba? ¿Del estúpido monstruo de mi infancia? No puede ser, estoy loco, volveré a dormir de una vez." Me disponía a darme la vuelta para seguir durmiendo y fue cuando lo vi... Sí, el estaba ahí... En la misma posición en donde se encontraba en mi sueño, me quedé paralizado pensando que mi mente se había vuelto loca, fue cuando esa cosa me habló con su voz profunda:
- ¿Ya te acuerdas de mí? Ha pasado mucho tiempo...
Enloquecí y salí corriendo de mi habitación en busca de mis padres, entré y los desperté cuidadosamente y mi padre al ver mi cara de espanto me preguntó si estaba bien, le respondí:
- H-Hay... Un monstruo bajo mi cama...
Mis padres se voltearon a ver por unos momentos, luego mi padre dijo con un tono furioso:
- No me jodas ¿Aun crees en eso? Ya tienes 17 años madura de una vez. - Me corrieron de su habitación y me quedé en el pasillo aterrorizado e incluso unas lágrimas salieron de mis ojos, quería volver a mi cama sin pensar en eso, me comencé a mentalizar que todo eso no era real, que sólo es un juego de mi mente y como dijo mi padre, debo madurar. Me dirigí de nuevo a mi habitación pensando todo eso y tratando de mantener mi cordura mientras rezaba un poco... Cerré mis ojos mientras entraba y me senté en la cama, los fui abriendo lentamente mientras mi cuerpo temblaba...
Se había ido... No había nadie dentro, sólo estaba yo y la débil luz de los faroles de la calle, lentamente me acosté y me fui quedando dormido y para mi sorpresa no tuve ninguna pesadilla.

Han pasado dos años desde ese día, jamás volví a tener pesadillas con el monstruo ni volví a pensar en el, ahora tengo 19 años y me fui a la universidad, mi nueva habitación es muy cómoda y mi compañero es muy amable, mi vida siguió normal a pesar de todo.

Hace unas noches me quedé despierto hasta tarde hablando por chat con un viejo amigo de la escuela, me sentía cansado así que nos despedimos y apague el celular, mi compañero ya estaba profundamente dormido asi que no quise hacer mucho ruido para no despertarlo, me quedé dormido casi inmediatamente pero a eso de las 3 de la mañana me despertó un pequeño ardor que sentí en mis tobillos, encendí la lámpara de la mesa de noche y al ver mis tobillos tenían marcas de aruñones en ellos, me quedé extrañado y sentí algo que rozó mi pie, bajé la cabeza y tenía una nueva marca de uñas, tenía demasiado sueño así que iba a volver a acostarme y a la par mía estaba mi viejo amigo... El monstruo de mi infancia había aparecido de nuevo, se acercó a mí odio y me dijo:
- Te lo dije, yo nunca me olvidaré de ti...

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