Lucas

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Ese verano había ido a una fiesta y había tomado y fumado, había sido una gran fiesta por la cual estaría castigado dos meses por asistir sin el permiso de sus padres. Así era Lucas. En realidad era un buen chico que deseaba brillar de una mala manera. Así era el nuevo Lucas.
Pero aún conservaba algo del viejo yo, conservaba las mariposas que una chica le había plantado en el estómago. Pobre de él, ella no había tenido piedad y hacía aparecer una mariposa nueva con cada carcajada que compartían y con cada clase en el taller escolar en el que ella decidía sentarse a su lado.
Solo tenía la oportunidad de pasar tiempo con ella una vez a la semana, cada martes, y aveces ni siquiera podía acercársele porque ella estaba rodeada de sus amigas, por ello unos días antes de comenzar el nuevo ciclo escolar esperó a que las listas de el orden de las aulas fuera anunciado y pidió lo colocasen en el aula en el que ella estaría, de esa manera podrían pasar más tiempo juntos, pero no esperaba que ella decidiera sentarse detrás de otro chico y comenzar una conversación.

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