No agradezco tus consideraciones,
pues cual fruta podrida actuó tu gran mentira.
No agradezco tu sinceridad,
pues, tardía, fue la hipocrecía tras la injuria.
No te dignificaré con odio,
en vez de, arrojaré tus recuerdos a los desperdicios.
De ti sólo conservo el aprendizaje,
y esta máscara de tonto, que esperaré el día en que tú reclames.