Las grandes puertas se abrieron lentamente dándome paso dentro de aquel edificio el cual consideraba una prisión.
Aferré mis libros a mi pecho como si de un escudo se tratase. Tragué saliva mientras juntaba el valor que me quedaba y di mi primer paso dentro. Las miradas no tardaron ni un segundo en voltear hacia mí. Todo quedó en silencio y yo estaba ahí de pie delante de todas ellas.
Solté un suspiro inaudible y desapercibido. Comencé a caminar con el corazón latiendo fuertemente en mi interior cada segundo que pasaba. Los murmullos se hicieron presentes junto con un sin fin de palabras hirientes.
Ellas hablan, yo estoy harta de todo este ruido.
Eso era porque no les importaba si yo las escuchaba o no.
"Mira, ahí viene la tonta".
"Siempre se hace la víctima".
"Es una inútil buena para nada".
"Fea".
Intenté ignorarlas como siempre lo hacía y con la cebeza baja seguí caminando entre aquellas personas. Escuchaba sus risas, veía sus sonrisas burlonas y oía sus palabras. Apreté mis labios aguantando para no soltar un sollozo, sus burlas incrementarían si lo hacía.
De pronto recordé sus palabras.
"Escúchame bien, Lucy, y no me hagas repetirme; Tienes absolutamente prohibido contarle a alguien sobre lo que ocurre aquí, sinó ya sabes lo que te espera, y lo digo para que no vayas otra vez con tus lágrimas de cocodrilo a acusarnos. Ten siempre presente que mientras estés aquí tú serás nuestra marioneta y objeto de diversión, no tienes ningún derecho a quejarte ¿Me escuchaste? Tú no eres nadie y más te vale que vayas asumiendo tu lugar.
Eres nuestra reina, Lucy, siéntete afortunada. Como la barbie que eres te queda perfecto".
Debo estar callada y no puedo objetar nada, esas eran las reglas.
Yo no era nadie.
Un mundo tan colorido, sin embargo, todo mi alrededor sólo se podía ver a blanco y negro.
De pronto mi visión se empezó a distorsionar, me tambaleé e intenté sostenerme de un casillero, pero lo único que obtuve fue un empujón de quienes se encontraban ahí.
Caí bruscamente al suelo y todas mis cosas se dispersaron en este. Intenté apurarme y recogerlas, pero ellas las patearon fuera de mi alcance. Con mis manos cubrí mi cabeza y me puse en posición fetal, ya sabía lo que venía.
Golpes y mas golpes.
Abdomen, brazos, espalda, piernas, incluso mi cabeza.
No tuvieron piedad alguna y yo sólo quería llorar, pero eso era inútil.
Ahora mi uniforme estaba sucio y yo estaba mas desalineada de lo que usualmente ya estaba.
Los golpes cesaron y levanté la cabeza afincándome en mis brazos aún en el suelo. Me encontraba rodeada, ellas hacían un círculo a mi alrededor mientras me apuntaban con el dedo y reían fuertemente.
¿Cómo es que nadie se daba cuenta de mi sufrimiento? ¿Por qué tenía que ser yo la que pase por esto? ¿Realmente era este mundo tan injusto?
Aún así, sabía que haciéndome banas preguntas a mi ser no sería la solución.
Esto no tenía solución.
Repentinamente me encontraba sola en medio del pasillo y sentí alivio en mi interior al ver que ellas ya no estaban. Una luz cegadora pareció al final de este, obligándome a poner una mano en mi frente para no recibir todo el resplandor. Como pude me puse de pie. Mis rodillas flaqueaban.
Una figura que no reconocía salió de entre la luz apareciendo en el umbral. Aquella silueta extendió sus brazos hacia mí y todo el alrededor recobró su color.
Por primera vez pude ver el mundo de una manera hermosa.
La silueta caminó acercándose cada vez más a mí. No importa cuánto hubiese querido, no podía moverme, como si algo me lo restringiera.
"Ya no tienes por qué temer, Lucy, ya estoy aquí".
La manera tan suabe y dulce con la que pronunció aquellas palabras provocaron un sentimiendo inefable dentro de mí, algo que nunca había sentido acababa de despertar.
Se acercó a mí y fue entonces cuando lo reconocí.
Era él.
Mi luz.
Con sus brazos me rodeó en un cálido y confortable abrazo el cual tardé unos momentos en devolver. Con manos dubitativas terminé de cellar aquella muestra de cariño. Aspiré su aroma, el cual me trajo tranquilidad y por primera vez me permití relajarme.
No conocía este sentimiento, pero me gustaba.
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Una Bella Jugada Del Destino |PRÓXIMAMENTE|
FanfictionLucy Heartfilia, una bella chica que pasó una muy buena parte de su vida estudiando en una prestigiosa escuela de damas donde fue maltratada y abusada tanto física como mentalmente. Debido a esto, Lucy creció siendo una persona muy tímida y reservad...