1:1. Descubierta

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Sentado en su colosal trono,
Aburrido de su rutina
Su mente viajó de mundo a mundo,
Se paró de golpe
Y se dirigió a donde la adivina.

Como un dios
Irrumpió en su morada,
Ella lo divisó
Pero ni se inmutó.

Como buena en su profesión
Ella lo ignoró
Hasta que indignado el dios,
A ella saludó.
El dios cayó al suelo, inconciente,
Y un sueño lo rodeó.

Unos ojos celestes lo observaban,
Perfectos.
Su tez blanquecina,
Una cálida sonrisa
Le dio la bienvenida,
Y unas cascadas doradas.
Que a su rostro acariciaban.

Él despertó,
Y aún impresionado,
Del suelo se incorporó.

Por el sueño abrumado,
A la gran adivina suplicó
Que verla otra vez le dejase
Pero ella se negó.

Y esa misma noche,
El gran dios en su estancia,
Tumbado en su gran cama
Con su rostro soñaría.
Y con ella en su mente,
El Dios dormiría.

In a Vast World: An Earthly GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora