Un trébol de cuatro hojas

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Había estado jugando los últimos veinte minutos con la comida en de su plato. Ya antes de bajar de su habitación el apetito había desaparecido sin dejar rastro, pero sabía que esto era un hecho cotidiano, esperado y común, sin embargo aún no lograba aplacar esa manía de sentirse mal con cada partida de su padre a alguna misión en algún país lejano.

Siempre era así, desde que tuviera la capacidad para razonar. Y aunque no quisiera entenderlo del todo, lo hacía en gran medida. Todos en la casa sentían su ausencia, en poca o gran medida. Su madre, quien siempre sonreía y tarareaba algunas melodías, dejaba de cantar y de pronto la gran casa Hatake se volvía silenciosa.

Y a pesar de que su madre lo intentaba ocultar del mejor modo posible, él podía darse cuenta, observar esas pequeñas manías que, en ausencia o presencia de su padre, retomaba. Como aquella mirada añorante que dirigía hacia el exterior de la ventana, sabiéndose lejos de ellos, allá en la distancia, con la persona que amaba.

-¿No tienes hambre, Sakumo-chan?

El afirmo en silencio comenzando a comer. Era un hecho bastante claro a sus ojos el que su madre se encontrara triste en la ausencia de su padre, pero también era algo notable que siempre tenía una sonrisa para con sus hijos. Y si su madre era capaz de mostrar esa fortaleza, también lo harían el y su pequeña hermana, después de todo, eran sus dignos hijos.

-Claro que si mamá -respondió el pequeño peliblanco. -Es solo que me parece raro que Hana se halla ido tan rápido.

Hinata sonrió. Sakumo, al igual que su padre siempre guardaban sus pesares dentro de si para no preocupar a los demás a su alrededor. Desafortunadamente para ella, ambos tenían una capacidad innata para mantenerse a la expectativa, en su propio mundo para desligarse de todo.

-Sabes cómo es tu hermana -dijo sonriendo. -Cuando algo se le mete en la cabeza no se detendrá hasta conseguirlo.

Sakumo asintió resignado. Su hermana pequeña no solo había heredado la destreza familiar sino también la línea sucesoria de su madre, a diferencia de él. Por eso mismo tantas veces sufrió en el pasado, buscándola, cuidándola, arreglando cualquier problema en el que se metiera.

-Como la vez que persiguió a papá hasta la torre del Hokage.

Sakumo sonrió recordando aquella anécdota. Todos habían dado el grito en el cielo cuando su padre regresó sin ella a casa, excusándose con un "no me di cuenta que me seguía" y la posterior mirada furiosa de su madre. Pocas veces había visto a su padre tan asustando como en aquella ocasión.

-O la vez que escondió todas las llaves de la casa para que Kakashi no saliera de misión nunca más.

Claro que lo recordaba y aunque su padre y su madre pudieran salir fácilmente por alguna ventana, ambos se tomaron el día libre para estar todos juntos, utilizando la idea de Hana para no salir.

Sakumo dio un bocado a su comida, ya se había enfriado pero aun así la comería. Su padre le mencionó en alguna ocasión que, para su mamá, no existía nada mejor que disfrutar lo que hacía con tanto esfuerzo.

-¿Sabes cuándo va a regresar? - preguntó mirando a su plato.

A veces odiaba esos sentimentalismos que le embargaban a cada momento. La tristeza cada vez que su padre salía a alguna misión peligrosa o la dicha que sentía al verlo entrar por la puerta, o las enormes ganas que tenia de ser abrazado por su madre en momentos como estos.

Hinata sonrió enternecida, su hijo era una copia en pequeño de su padre. Con la misma tendencia a ocultar sus emociones. Pero no había jamás algo que aquellos hombres pudieran ocultarle y no era gracias a su legendaria línea de sangre, sino a aquellos detalles que se mostraban tanto en padre como hijo.

A four leaf cloverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora