Epílogo

292 35 22
                                    

Enero 05;

De camino a la escuela, Chandler se topó con un gato gris de ojos azules, el cual se lo encontraba todos los días en el mismo lugar una cierta hora. Movió la mano en gesto de saludo como normalmente lo hacía para recibir de parte del felino un maullido.

Algún día hablarás. Pensó.

Siguió su camino hasta que tres calles más adelante, llegó al infierno, escuela para otros. Se adentró en el edificio buscando a su mejor amiga Dove, a la cual no encontró, pero si a uno de sus amigos Austin.

Ya va una semana en que no viene, tal vez es porque me odia y no quiere verme nunca más. Se repetía en su cabeza ese pensamiento que lo estaba volviendo loco.

—Hey, ¿en que piensas? —soltó Austin —Te ves preocupado —.

—No pienso en nada —mintió Chandler.

Austin no quiso hacerle alguna pregunta, ya que sabía que recibiría una mala respuesta de parte de Chandler. Sólo se quedaron ahí, parados en medio del pasillo esperando que el sonido de la campana terminara para luego marcharse a sus respectivas clases.

—Me toca Literatura, adiós Chandler —Austin le tocó el hombro en señal de algún gesto esperando a su respuesta.

Por su parte, Chandler solo asintió con la cabeza gacha y luego se volvió a introducir en sus masoquistas pensamientos.

Quizás se fue del país, quizás deba ir a clases y dejar de atormentarme así, quizás parezco un estúpido.

Y se dirigió a su clase correspondiente, le tocaba Biología.
Odiaba esa asignatura por el simple hecho de que se sentía como en otro mundo cuando la profesora Rutherford explicaba su "famosa sexualidad", la verdad, no entendía nada. Por lo general trataba de evitar su clase inventando falsos dolores de estómago, de cabeza y náuseas, pero hoy no lo hizo, por alguna razón creía que debía soportar los gritos acompañados de montones de saliva de la profesora Rutherford, aunque sea sólo por hoy.

Las clases concluyeron y Chandler sintió que se quitó un peso de encima. Eran las diez de la mañana en punto, tenía media hora antes de que terminara el receso y se dirigió a la cafetería esperando saciar su fatiga.

Sándwich y jugo de papaya. Se repetía mientras caminaba en dirección a la cafetería. Pensaba que la papaya le otorgaba una energía sobrenatural capaz de hacerlo más inteligente en clases, era algo estúpido de su parte creer eso.

—Hey Chandler, por aquí —lo llamaron Austin y Dylan.

—Guarden me un lugar, voy a comprar —.

Austin y Dylan le guardaron un puesto, más bien protegieron el puesto que estaba entre ellos dos, evitando que alguien más se pudiera sentar. Eso le causo gracia a Chandler que los observaba desde la cola para hacer el pedido y luego pagar.

¡Pum! [Chandler Riggs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora