Carta al final de un verano.
Fue al final del verano cuando ocurriste.
Viniste sin ser llamado y sin ser echado te fuiste.
Tan rápido como pasa un fin de semana,
Tan intenso como el brillo que una estrella emana.
Puedo recordar aquella primer sonrisa dedicada,
Con la inocencia que solo tienen dos extraños.
O la primera vez que por tus labios fui besada,
Y vi el reflejo de una pobre niña ilusionada,
En esos ojos ocultos tras un color castaño.
Todo sucedido en el espacio de unos pocos días.
Nunca pensé que nuestros apasionados encuentros,
Traerían consecuencias y dolores que nunca curarías,
y aunque quererme decías soy yo quien ahora llora
Mientras me dices que de separarnos es hora.
Pero de mis memorias nadie puede desprenderme.
La sensación de tu barba en mis labios al besarme,
O la risa incontenible por alguna ilusa broma,
Que decíamos en nuestro propio idioma.
Ya que juraría que en la misma sintonía estábamos.
Más ahora en contra de nosotros el tiempo estuvo.
Además de los caprichos del temido destino.
Que de dejarnos por el mismo camino se abstuvo,
Para convertirte en algún lejano vecino.
O como alguna constante que a diario encontraré.
Condenada a cuatro años de verte sin poder tenerte.
A poner una máscara que mis sentimientos no enseñe.
Pues de mi interior debo crear a esa guerrera fuerte,
Que privarte de ver las cicatrices con ahínco trabaje,
Puesto que aún conservo mí orgullo y temple.
Te digo adiós y suerte amante mío con furia y tristeza,
Pues mi querer has tirado fuera con tanta ligereza.
Llevaré conmigo lo que de las cenizas pueda recuperar,
Como un aprendizaje de como las cosas no debo apurar.
Ni mucho esperar de ojos melancólicos como los tuyos.
Encontraré al lado de alguien más mi camino.
Sé que bien estaré, pues el amor recompensa,
A los que mucho amaron y bajaron el ánimo,
Aunque sea en exceso lo que el corazón pesa.
