¿Puede un muñeco de nieve reencontrar a unos jóvenes luego de diez años?
Punto de vista de Adrien:
Nunca creí que extrañaría a alguien más que a mi madre. ¿Cómo es que ella pudo hacer que la entrañe tanto?
Quien me diria que una niña con ojos azules color cielo, cabello azabache con tonos azulados, con esa sonrisa que alegra a todo el que se la dedique, y esos labios rosados que volverian loco a cualquiera, a mi incluso.
Esa pequeña que creí en algún momento poder olvidar, que equivocado que estaba, sabia que seria complicado, o imposible el olvidarla. Por eso estoy aquí, le he rogado a mi padre que me dejase volver a París, para poder encontrarla.Punto de vista de Marinette:
Hace diez años que no se de el, la verdad lo extraño y muchísimo, llego a enamorarme a tan corta edad, que temía decírselo. Como me arrepiento ahora mismo, mis padres intentan que lo olvide, y mi amiga Alya cree que es lo mejor para mi salud mental y física, no es tan fácil como ellos piensan, más si llegaste ha amar a esa persona que dicen que olvides.
Decidí que ya era momento de olvidarlo y para empezar, me encaminé al parque donde lo vi por ultima vez.
-¿Cómo fue que lograste enamorarme con solo seis años? Eras muy lindo he de admitirlo, pero jamás creí que para llegar a amarte-dije caminando hacia la entrada del parque, de pequeña nunca note que estaba tan cerca de mi casa.
Luego de que llegue al parque me dirijia hacia donde recordaba que se encontraba el muñeco de nieve que hicimos de chicos. Apenas llego el verano de ese año nuestro muñeco desapareció en poco tiempo.
-Poniéndome melancólica por un muñeco de nieve, ¿Quien lo diría?-dije observando hacia donde, supuestamente, se encontraba el muñeco.
-La verdad que yo tampoco creí que me pondría melancólico, recordando a una niña que siempre se vestía como una mariquita o algo parecido.
-¡¿Y tú quien te crees opinando sobre mi estilo.....?!-opine furiosa por lo que dijo esa persona, ni siquiera me conocía, o eso pensaba antes de darme la vuelta y encontrarme con un joven, de cabellos rubios como el sol del verano, ojos verdes como esmeraldas y esa mirada entre sorprendido por mi reacción y entretenido por mi cara al darme cuenta de quien era-¡Adrien!-dije lanzándome a sus brazos.
-También me da gusto verte denuevo Marinette -Recibiendo gustoso el abrazo de su gran amiga.
-No imaginas como te extrañe.
-Tranquila lo imagino, también te extrañe mucho.
-Adrien, hay algo que no te dije antes de que te fueras.
-Puedes decírmelo ahora Mari.
-Es que, en estos momentos pienso que fue una confusión de niña pequeña, pero en otros momentos pienso que en realidad siento eso.
-Ya no entiendo de que hablas.
-Te lo diré, pero debes dejarme terminar y explicarte bien lo que pienso-dije recibiendo un corto y pequeño, si, como respuesta-La cuestión es que, unos días antes de que te fueras, me di cuenta que en realidad me gustabas, no te lo dije en su momento por que pensarias que estaba loca, o que era muy pequeña como para experimentar el que me gustara alguien, pero luego de que te fuiste y fueron pasando los años, me di cuenta que en realidad si estaba enamorada de ti. Se que es repentino pero necesitaba decírtelo.Luego de terminar mi explicación, un gran silencio inundó el parque.
Punto de vista de Adrien:
Hace más de dos horas que llegue a París, estoy ansioso por buscarla he intentar encontrarla. Estaba bastante cansado por el viaje, por la emoción de talvez encontrarla no dormí, así que decidí el tomar una siesta.
Siesta pensaba yo, una siesta dudo mucho que dure hasta casi la media noche, ya que, deduzco, ella estará durmiendo en este momento, decidí ir al parque donde la vi por ultima vez.
No creí que esto pasaría, el encontrarla aquí, donde hicimos aquel muñeco de nieve, fue el destino diría alguno, podría ser eso o muchas otras cosas que dicen las personas, sobre el como estamos conectados con nuestra alma gemela, media naranja, etc.-Poniéndome melancólica por un muñeco de nieve, ¿Quien lo diría?-dijo ella sin percatarse de que yo la observaba.
-La verdad que yo tampoco creí que me pondría melancólico, recordando a una niña que siempre se vestía como una mariquita o algo parecido.
-¡¿Y tú quien te crees opinando sobre mi estilo.....?!-dijo ella, furiosa, sin pensar que seria a mi a quien le estaba diciendo eso, a su gran amigo que la conocía desde los tres años, yo la miraba con una mirada de sorpresa por como fue que ella racciono a la crítica de su estilo, y divertido por la expresión que puso al darse cuenta que era yo-¡Adrien!-dijo lansandose a mis brazos.
-También me da gusto verte denuevo Marinette.
-No imaginas como te extrañe.
-Tranquila lo imagino, también te extrañe mucho.
-Adrien, hay algo que no te dije antes de que te fueras.
-Puedes decírmelo ahora Mari.
-Es que, en estos momentos pienso que fue una confusión de niña pequeña, pero en otros momentos pienso que en realidad siento eso.
-Ya no entiendo de que hablas.
-Te lo diré, pero debes dejarme terminar y explicarte bien lo que pienso-yo como respuesta solo pude decir un, corto y pequeño, si-La cuestión es que, unos días antes de que te fueras, me di cuenta que en realidad me gustabas, no te lo dije en su momento por que pensarias que estaba loca, o que era muy pequeña como para experimentar el que me gustara alguien, pero luego de que te fuiste y fueron pasando los años, me di cuenta que en realidad si estaba enamorada de ti. Se que es repentino pero necesitaba decírtelo.Luego de, esa especie de confesión, no sabia que decir, no me había dado cuenta antes, pero, amo a Marinette, es extraño el darme cuenta ahora, pero se que quiero ser feliz con ella no importa que.
-Marinette, debo decirte que, yo también estoy enamorado de ti, no creí que pasaría lo admito, pero se que te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo.
-Adrien, me haces la chica más feliz del mundo, te amo-dijo antes de comenzar un beso tierno, lento, suave, y sobre todo, con amor.
-Es mejor irnos antes de que tus padres se preocupen-dije luego de separarnos del beso.
-Claro, vamonos, seguro estarán muy contentos de verte.Y así es como concluye una historia, que comienza construyendo un muñeco de nieve.