XIX

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DRAKE

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DRAKE

Estoy seguro de que pude sentir un demonio, pero Silver y yo ya revisamos todos los lugares posibles alrededor del salón donde se esta llevando acabo el baile. No hay nada.

—No dudo que seas un excelente rastreador, pero me temo que no hay demonios por ninguna parte— nos encontrábamos sobre el techo de un pequeño edificio, Silver habla con ligereza, pero no creo que me haya equivocado aunque lo parezca, pude sentirlo, su oscuridad, su mancha en el mundo en imposible de confundir.

—Tengo experiencia con los demonios, estoy seguro de lo que sentí— Miro a todos lados buscando algo, lo que sea que me de indicios de un demonio, hasta que...

—Mira— le dije a Silver señalando a dos pequeñas niñas caminando por la calle tomadas de la mano.

—¿Qué? ¿las niñitas? no hablaras enserio—  sonreí, sabia que no me equivocaba y mas que eso, me acabo de dar cuenta de que no son demonios cualquiera. Sé quienes son, adoran los disfraces.

—Míralas bien, dos niñas en medio de la noche, solas ¿no te parece extraño? Ni siquiera hay rastro de sus guardianes nocturnos— le dije mientras caminaba sobre los techos siguiendo el paso de aquellas niñas extrañas, Silver suspiro y me siguio. Parece que no han notado nuestra presencia, o eso creí, hasta que una de ellas volteo en mi dirección y sus ojos rojos nos dejaron paralizados.

—Hola Caleb—mencione al momento que ambas corrieron con una velocidad impresionante a través de las sombras.

—¿Qué ha sido eso?— exclamo Silver mientras comenzábamos a seguirlas.

—Dos demonios, los gemelos más repugnantes del infierno— le dije cuando de pronto una niña apareció de la nada y me empujo con fuerza, habían sido rápidos, ahora tenía a Caleb sobre mi mientras caíamos del techo, Silver se giro para ayudarme pero Erick apareció demasiado pronto enfrentando al guardián.

Caí contra el piso, forcejeamos, la niña dejo de serlo y vi claramente a Caleb sobre mi y a Erick sobre Silver.

Golpee a Caleb haciéndolo caer contra el suelo a mi lado, arriba Silver logro derribar a Erick dejándolo caer a la calle, ambos demonios se levantaron y corrieron hacia las sombras de un callejón cuando mi espada apareció en mi mano derecha.

Cobardes. 

Silver aterrizó a mi lado, su brazo sangraba, pero no parecía una herida grave.

Necesitamos un plan, ser mas inteligentes, no creo que ellos hayan sido los encargados para perseguir a Angela, son demasiado impertinentes, ellos son solo piezas de algo más grande y si estoy en lo cierto...

¡Claro! 

—Tenemos que volver Silver, ahora— empuje al guardián.

—¿Qué sucede?

Guardianes Nocturnos | En edición |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora