Capitulo II
— Cariño, despierta. Tienes escuela. —escuche a mi mama del otro lado de la puerta.
— Okey. —respondí apenas. Estuve hasta las tres de la madrugada hablando con mis amigos por video y estaba cansado. No quería levantarme.
— Vamos cielo, tienes que llegar temprano para recoger tus horarios y la llave de tu casillero. — ¡DIOS AYUDAME!
— Ya me levante. —dije sentándome en la cama.
Me quede mirando una de mis zapatillas pro unos minutos y luego Salí de mi cuarto para ir al baño. ¿Genial, no? En mi otra casa tenía mi propio baño… ahora no. Llevo setenta y dos horas en este lugar y ya lo odio.
Entré al baño, me bañe e hice lo de siempre. Cuando salí, mi corazón casi se para. Mi mamá estaba ahí parada.
— ¡¿Quieres matarme?!—le dije y ella rio.
— Ordena tu cuarto y baja, tu desayuno ya está. —dijo acariciando mi mejilla.
¿Por qué hace esto? ¡TENGO DIEZ Y OCHO!
Termine de vestirme y de hacer mi habitación y baje. Mi mamá estaba hablando por teléfono.
— Está bien cariño, también los extraño. —de seguro hablaba con alguien de Canadá. —Justin, es Cait. —escupí lo que tenía en la boca y prácticamente corrí donde estaba mi mamá.
Agarre el teléfono y empecé a hablar con mi amiga, la extrañaba demasiado. La conozco desde siempre, fue mi novia y es la mejor amiga de mi novi… digo ex-novia.
— Ten… son las llaves de la casa. Aquí tienes dinero y cuando salgas de clases ve por tu teléfono, está en la calle España. —me sonrió, bese la mejilla de mi mama y baje del auto.
Raramente todos me miraban, hice caso omiso y seguí mi camino hasta dentro de la escuela-colegio-instituto o como le digan aquí.
No sabía a donde dirigirme cuando vi pasar a tres chicas hablando, pare a una y ella me examino y sonrió.
— Disculpa, ¿podrías decirme donde está la dirección?—pregunte y ella tartamudeo un poco.
— Es… esta al final… del pasillo a la derecha. —parpadeo.
— Ok, muchas gracias. —sonreí y seguí mi camino.
Me senté en una silla a esperar que la secretaría me atienda para darme mis horarios y la combinación de mi casillero.
— Hola.—dije un poco nervioso, la señora sonrió.—
— Dime ¿Qué es lo que necesitas?—pregunto amable.
— Soy… nuevo. —dije inseguro, en esto del cambio me pongo como un gran idiota.
— Dime tu nombre cariño. —dijo.
— Justin Bieber. —dije y ella escribió algo en la computadora, me dio mis horarios y luego en un papel escribió la combinación de mi casillero.
— Tus horarios y casillero 249. —y yo sonreí.
— Muchas gracias. —dije y salí.
Iba caminando mirando mis horarios cuando choco con un cuerpo más pequeño. Miro bien y se le había abierto la mochila a la otra persona haciendo que se le caigan todas sus cosas y… ¿Qué era eso? No alcanze a verlo ya que fue lo primero que agarro.
— Mira lo que hiciste idiota. —dijo ella, era una chica.
— Lo, lo ciento. En serio no te vi. —dije ayudándola a que levante sus cosas.