Al despertar

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  Me desperté sobresaltada, asustada. Había soñado que me perseguían perros, y , que en mi sombra se podía apreciar la silueta de un gato, no sabía por qué. Estaba somnolienta, ya que había estado estudiando hasta tarde para un examen que tenía ese día, pero, también, un extraño dolor de cabeza. 

Me levanté con cuidado de no despertar a mi hermano pequeño que dormía en la cama de abajo (dormíamos en una literas) y me fui al baño. Recorrí el largo y lúgubre pasillo cuando me empecé a tambalear y la vista se me nubló unos preocupantes segundos que a mí se me hicieron minutos. Normalmente me pasaba cuando me levantaba del sofá de la sala y solo duraba cinco segundos pero, esta vez fue diferente. Había sido mas fuerte y duradero. Y sin ninguna razón.

Me estaba lavando la cara cuando de repente, sentí un brusco mareo, lo suficiente para tirarme al suelo. Empecé a a ver todo a mi alrededor borroso, opaco, y en blanco y negro con solamente la posibilidad de percibir los tres colores primarios; escarlata, amarillo  y azul. Había perdido la habilidad de contemplar esos colores que tanto anhelaba en ese preciso momento, y empecé a recordar imágenes de mi vida llenas de color; los valles y prados verdosos sin fin, la paleta de color de flores del jardín, los grandes y altos caballos de tonos ocres, el azul de los mares que llegaban hasta donde alcanzaba la vista,...

Me intenté levantar a duras penas para verme en el espejo empañado por el frío el rostro cuando, me percaté de un detalle, mis ojos, no eran los ojos que me habían acompañado toda mi vida . Se habían teñido de un bonito y penetrante color dorado, y mis pupilas se habían vuelto mucho más finas y temerarias.

Llamé a mi madre desesperante  lleno de agonía a punto de quedarme sin voz. Mi madre salio con un rostro de pocos amigos y las mejillas sonrosadas de ira.

-!Pero que haces niña!, ¡¿no te das cuenta de la hora que es?!. -me dijo acercándose con furia. Como venga alguien a quejarse del escándalo que has armado, te quedaras castigada semana y media sin teléfono me oyes. -me exclamó escupiéndome una que otra gota de saliva que, a continuación, se escurrían sobre mis mejillas que se habían vuelto rojas de vergüenza.

Perdóname pero, mírame. ¿No me notas extraña, con un notable cambio en mi rostro?- le pregunté atónita al ver que no se percataba de mis ojos. A ver, por donde empiezo,... Me desperté con un dolor de cabeza muy fuerte, me fui al baño y me empecé a marear tan fuerte que me caí. Y al levantarme y verme en el espejo vi que mis ojos se habían coloreado de color dorado y mis pupilas se habían vuelto finas y alargadas. 




Si os ha gustado el principio de esta historia y queréis continua leyendo, por favor, dadme un like o un comentario para que me anime y continúe escribiendo. Pliiis :) :3

Un saludo y hasta luego mis gatitosss :3

LA AUTORA; ALBA CAMPO

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