Hola! Soy Mariana, tengo 35 años y una hermosa familia. Soy docente de psicología en el colegio secundario que queda a ocho cuadras de casa, doy clase en los cuartos, quintos y sextos años.
El otro día, un martes en la tercer hora, estaba saliendo del aula y escuché un "A ver si cerrás un poco la boca, nadie te valora nena" seguido de un quejido de dolor. Automáticamente me giré y volví a entrar al salón, entonces vi algo que no quise ver nunca más en la vida: una de mis alumnas de sexto año estaba tirándole el pelo a otra mientras que un grupito de chicas grababa lo que estaba pasando. Entonces perdí la conciencia.La vi, esa sonrisa que cautivaba a cualquiera. Sus bucles se enredaban unos con otros y se movían hacia delante con el viento. La chalina se le movía para todos lados y ella trataba de agarrarla un poco aunque le costaba porque tironeaba los bolsillos de la campera al intentarlo con las manos dentro de estos y en su cara se notaba que le molestaba la presión y el no poder agarrar la chalina. Tenía frío, mucho, es muy friolenta. Estaba parada contra un poste de luz moviéndose de un lado a otro, estaba tratando de entrar un poco en calor. Me reí ante la situación. De golpe y porrazo un
baldazo de agua fría cayó con furia encima mío: la vi besarse con Damián, su novio. La sonrisa tonta que ponía con él me enervaba, odiaba que lo quisiera. Ahí me saltó la chispa. Pasaron la tarde juntos, muy melosos y enamorados. No sé qué es peor, que sean empalagosos o que yo sea tan masoquista para espiarlos. Me fumé un cigarrillo y me fui a casa.Sentí una luz sobre mis ojos y alguien tratando de que los abriera.
Esperé a que se fuera la preceptora y cerré la puerta atrás mío, era una hora libre así que nadie se iba a dar cuenta. Me miró con pánico y sonreí de la forma más cínica posible. Me acerqué, le acaricié un poco la cara y le susurré "Muchos besos, muchos abrazos y seguramente mucha acción" y me reí. Sabía que el miedo la paralizaba y eso, por alguna razón, me daba satisfacción. "Alejate de él, no te quiero cerca suyo, ¿me escuchaste?", la zarandeé un poco, me alejé, abrí la puerta y me fui al patio con los demás.
Sentí una pequeña bofetada y algunas voces hablando.
El día de la entrega de diplomas ella tenía un vestido negro al cuerpo con bastante tela de encaje, tacos aguja rojos y el pelo semi atado al natural con algo de brillo. Subió al escenario cuando mencionaron su apellido, bajó y se fue del lugar con sus familiares. Es fue la última vez que la vi.
"Dale Maru, abrí tus ojitos. No me asustes amor" y abrí los ojos, estaba en una camilla en un hospital. Rápidamente me chequearon y un par de horas después estaba en casa. Descansé después de una sesión de mimos por parte de mis hijos. Al día siguiente me senté a escribir, preparé todo y me fui. Cuando volvía compré las cosas para hacer una buena comida y caminé tranquila a casa. A la noche, después de comer, me preparé y abrí el corazón. Fui sincera.
- Cuando tenía 15 conocí a una chica que se llama Laura, me encantó a primera vista. Era mi compañera y me empecé a enamorar de ella día tras día. Me encanta su inteligencia, su forma de hablar, su forma de caminar, todo. Yo no entendía qué era lo que me pasaba, no entendía por qué me gustaba una chica. A mi me criaron para creer que no te podía gustar alguien de tu mismo sexo. Con el paso del tiempo me di cuenta que era normal eso, que ser gay o bi es normal, pero ya era tarde. Yo ya había empezado con el bullying: le gritaba, la empujaba, la humillaba y más, y todo era porque tenía miedo, miedo de mi y de lo que sentía con ella. Por miedo, por vergüenza, por pensar en el qué dirán, no paré. La hice sufrir hasta el último día que la vi, hice que terminara con su novio. Me sentí una mierda. Toda la vida viví con la culpa de hacer y no parar. Ayer vi una escena de bullying y me acordé de ella. Traté con muchos casos así pero nunca había visto una escena, verlas a esas chicas que tienen la edad que yo tenía cuando molestaba a Laura me recordó lo que hice. Hoy me fui a su casa, la semana pasada se me dio por saber de ella y todo esto me hizo reaccionar. Le escribí una carta pidiéndole perdón y le dejé mis datos. Yo sé que esto no va a sanar sus heridas pero por algo se
empieza.
> Lali, yo te amo muchísimo, sos la mujer de mi vida. Facu y Fermi, son la luz de mis ojos y la razón por la que vivo. Les quiero pedir perdón por tener con ustedes a alguien que hizo bullying y lastimó mucho a una persona que no lo merecía, pero cambié, ya no soy esa. Quiero que sepan que ustedes son únicos e irrepetibles, son espectaculares y excelentes personas. No dejen que nadie les diga lo contrario, ustedes valen muchísimo. No permitan que les hagan dudar de ustedes mismos, crean en ustedes. Si alguna vez ven a alguien haciendo esto, párenlo. El que ve, el que hace que no ve, el que hace, todos somos parte de una red que lastima y mata. Sepan, principalmente, que siempre hay alguien que los espera, que deja la vida por ustedes. Los amo, a los tres.Y los abracé como nunca.
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Miedos
Short StoryEl miedo es parte de uno pero cada quien elige cómo enfrentarlo. -Historia ficticia, no hay datos reales. Si hay alguna coincidencia es mera casualidad-