Me senté entre la arena y busqué con mi mirada a mi madre, no la veía por ningún lado, lágrimas comenzaban a asomarse a través de mis ojos, los talle con mis pequeñas manos.
- ¡Mamá! - Grité con miedo de que me haya dejado. - ¡Mamá! - Estalle en llanto.
- ¿Porqué lloras? - Una tierna y áspera voz sonó tras mi espalda, giré. Me encontré con unos ojos verdes esmeralda, hermosos.
- Mi mamá se ha perdido. - Sollocé, él tomó mi mano.
- ¿Como es ella? - Preguntó el pequeño.
- Igual a mi - Hice una pausa - pero más grande. - Fruncí mis labios.
- Ven. - Me jaló hacia un banco donde había una mujer, su mamá.
- ¿Quién es ella? - Pregunté intrigada.
- Es mi mamá. - Susurró.
- Es muy bonita. - Susurré de regreso.
- Lo sé. - Sonrió y nos acercamos más a ella.
- ¡Oh! - Gritó la mujer realmente sorprendida. - ¿Y quién es esta lindura? - Sentí mis mejillas arder, me había sonrojado.
- Es - comenzó el pequeño y luego giró hacia mí. - ¿cuál es tu nombre? - Preguntó por lo bajo y su madre rió.
- Me llamo Claire. - Dije cordialmente, si algo me había enseñado mi madre fue ser amable con mis mayores.
- Su mamá se ha perdido. - Alertó el niño nervioso.
- Pequeña, ven. - Estiro sus manos y me acerqué, ella me sentó sobre su regazo. - ¿Cómo es ella? - Preguntó aquella mujer.
- Muy parecida a mí, pero más grande. - Susurré alejando las lágrimas.
- A ver, ¿cuántos años tienes? - Sonrío, yo mostré mi pequeña mano extendida. - ¿Cinco? - Asentí.
- Tu mamá no debe estar muy lejos, no creo que haya sido capaz de dejarte sola. - La buscó con la mirada. Unos gritos captaron mi atención.
"¡Claire, Claire!"
Los gritos cada vez se aproximaban más, hasta que pude ver el rostro de la mujer que lo gritaba. Por instinto me bajé de las piernas de la mujer y corrí hasta mi madre, la abracé fuertemente.
- Mi pequeña. - Susurró ella intentando ocultar sus sollozos.
- Creí que me habías dejado. - Dije en el mismo tono.
- Sería incapaz de hacer eso, eres mi bebé. - Sollozó y me cargó.
- Mira, estaba con ellos. - Señalé al pequeño y a la mujer, mi madre se acercó.
- ¿Ella es tú mamá? - Preguntó sonriente el niño.
- Sí, es muy linda. - Reí.
- Si lo es. - Giró hacia mí.
- No se tu nombre. - Afirme nerviosa.
- Harry Styles. - Extendió su mano.
- Lindo nombre. - Sonreí y tomé su mano.
» Cinco años después. «
- ¿Irás? - Pregunté entusiasmada, el rió.
- No faltaría. - Afirmó.
- Quiero que seas el primero. - Besé su mejilla.
- Lo seré. - Me abrazó.
- ¡Clarie, debemos irnos! - Gritó mi mamá desde el primer piso, me solté de Harry.
- Adiós, Haz. - Me despedí con la mano. - Nos vemos mañana. - Corrí a abrazarlo y salí.
- Clarie, despierta. - Agitó mi cama mi madre, bufé.
- Un rato más. - Susurré.
- Harry está aquí. - Suspiró y me paré de inmediato.
- ¿Cómo me veo? - Pregunté viéndome en mi pequeño espejo.
- Eso no importa, ¡baja! - Exclamó, obedecí. Bajé y mire el rostro de Harry mirando hacia abajo, me preocupó. Corrí hacia él y lo abracé fuertemente, escuché sus sollozos.
- ¿Qué - mi voz se cortó. - qué ocurre? - Mis manos temblaban.
- Me - se soltó en llanto - me iré a - lágrimas corrieron desde mis mejillas hasta la punta de mis labios - me iré a Londres. - Soltó y se tiró al suelo, lo abracé sin poder creerlo.
- ¿Regresarás? - Pregunté esperanzada.
- No lo sé. - Suspiró cabizbajo.
- ¿Me llamarás? - Me abrazó.
- Todas las noches. - Intentó sonreír.
- ¿Porqué se van? - Susurré.
- Mi papá tiene que hacer muchos viajes de trabajo y decidió mudarse para estar más cerca de estos. - Me soltó.
- Nos tenemos que ir, Harry. - Confirmó Anne saliendo de la cocina. - Hasta luego, linda. - Se agachó y besó mi frente.
- No te vallas. - Pedí en un susurro apenas audible, tallé mis ojos que ahora deberían estar más rojos que nada.
- ¡Llamaré! - Gritó él saliendo de mi casa, me tire al suelo y comencé a sollozar.
- Tranquila. - Sobaba mi espalda mi madre, seguí sollozando. - Regresarán.
- ¿Lo prometes? - Sonrió.
- Lo prometo.