—¡Laura ve bajando, que si no, no llegamos! —Grita Alicia desde la planta de abajo. Hay veces que me llega a volver histérica.
Cojo mi maleta, que a pesar de que tan sólo nos vayamos tres semanas, es excesivamente grande. Al bajar me encuentro a todas las chicas, nuestra profesora y las madres de María y Ali respectivamente.
—¡No vamos a llegar, así que rápido, que el taxi está afuera esperándonos! —Chilla Paula siendo ella la primera en salir por la puerta.
Tras despedirme rápidamente de mis padres —que estaban bastante preocupados—, y de mi hermano, nos dirigimos hacia la estación de AVE, y parece que los minutos se pasan como si de segundos se tratasen ya que en un abrir y cerrar de ojos y ya hemos llegado.
—Chicas recordad que esta semana va a ser muy dura, ya no estamos hablando de un pequeño concurso, esto es algo más grande, estamos hablando de un pase a una competición europea, y si todo sale bien, llegaremos hasta los internacionales, pero no sólo quiero que lo deis todo, si no que también disfrutéis al máximo —nos sonríe cómplice para hacer una breve pausa —porque esto no sucede todos los días, y sobre todo, porque os lo merecéis chicas.
Tras estas últimas palabras, que hacen emocionarnos a todas, nos damos un gran abrazo y nos adentramos en el tren para ponernos en rumbo a Málaga, pero siendo sincera, no es que me entusiasme la idea.
—Eh, Lora, ¿en qué piensas? —Me pregunta María tras apoyarse en mi hombro debido a que nos hemos sentado juntas. Niego sonriéndole sutílmente. —Oh bueno, entonces qué, ¿ganas de la ciudad de la felicidad?
—Pues la verdad es que no muchas Mery, tan sólo porque voy a ver a Carlota, porque si no nada.
—Venga, sabes que soy como tu hermana mayor y puedes contármelo todo —insiste haciendo que asienta.
—Los gemelos están allí un mes de vacaciones y son los mismos días que estamos nosotras. —suspiro suavemente —Llevo más de un año y medio sin saber nada de ellos. ¡Un año y medio María! Además, Carlota me obliga a ir a la firma y al concierto y no quiero volver a verlos. No después de todo lo que pasó entre nosotros. Cuando nos fuimos de ese instituto, no volví a verlos, y mucho menos a hablar con ellos. —Reposo mi cabeza sobre la suya, intentando descansar —¿Por qué todo es tan difícil?
—No te preocupes, que mientras yo esté presente, ese impresentable no te tocará ni un pelo, ¿entendido? —Asiento ante sus palabras sin darles nada de importancia.
Sin ninguna duda, es mi mejor amiga, mi hermana mayor, mi mayor confidente, la que siempre me saca una sonrisa, la persona que está para todo y es que no sé que sería de mí sin ella. En este año y medio a parte de las otras chicas del grupo, Thalia y Paula, ella ha sido la que más me ha apoyado, jamás me ha fallado y sé que nunca lo hará. Sabe todo lo que pasé por, según ella los llama, los innombrables, y nadie ha estado ahí como ella, se lo agradezco todo tanto que no se mide en palabras, y aun que no se lo diga, ella sabe que es así.
—Anda, duerme un poco, te vendrá bien —susurra y me acaricia mi cabeza como si fuese un bebé.
Vuelvo a apoyar mi cabeza en la ventanilla del tren divisando el paisaje. Tengo ganas de hablar con Dani y aclarar por qué todo fue de esa manera. Dejamos de ser amigos, y no fue mi decisión, a pesar de que fue él quien me dijo que jamás le dejara, que irónico. Aunque en el fondo lo comprendo, su hermano por encima de todo. En tan sólo una semana pasé de ser como una hermana y mejor amiga para él, a ser una fan más que ni siquiera se acuerda de quién es, todo lo contrario a cómo había sido al principio. Y es que a pesar de que diga que no quiere verlos, otra parte de mí piensa todo lo contrario, y es normal, como artistas, siguen siendo mis ídolos y mis ganas de verlos y abrazarlos siguen dentro de mí.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de mi ídolo II
Fanfiction¿Creer en el amor? ¿Qué es eso? Está bien que tropieces en una piedra, bache, dificultad, como lo queráis llamar. Puedes resbalarte, tropezarte e incluso caerte, pero amigos, por mucho que te llegue a gustar esa piedra, hay que saber cuando se debe...