Odiaba el frío, odiaba el invierno y odiaba a Siwon por hacerlo esperar en plena calle. ¿En qué maldita hora se le ocurrió llamarle para ir a ver ese maldito musical?
―¡Kyu, ya estoy aquí! ―apareció el idiota saliendo por la puerta del edificio.
―¡Hyung! ¡¿Por qué me tienes esperando aquí fuera con este frío? ―le reclamó―. Podrías haberme dejado pasar ―lo regañó señalando hacia la entrada de la casa, pues el muy estúpido no le había abierto la puerta y le había dicho que lo esperara fuera.
―Porque entonces no podría haber hecho esto ―respondió el mayor envolviendo el cuello de Kyuhyun con una gruesa bufanda de cuadros sobre la marrón que él ya llevaba―. Feliz cumpleaños, Kyu.
Kyuhyun parpadeó sorprendido varios segundos, mirando la estúpida sonrisa con hoyuelos del mayor frente a él. Y entonces un extenso rubor cubrió sus mejillas.
Siwon se echó a reír, le encantaba pillar por sorpresa de ese modo al menor.
―Hyung tonto ―Kyuhyun puso morros, pero a continuación sonrió y desenrolló un poco de la bufanda que el mayor acababa de ponerle para envolverla también alrededor de su cuello―. Pillarás un resfriado si no te abrigas también ―le dijo y se irguió en las puntas de sus pies para darle un beso al mayor.
Siwon sonrió y abrazó su cintura para, a continuación, empezar a llenar todo el rostro del menor con besos, su frente, sus mejillas, su nariz, sus labios...
―Ya. Hyung. Para. Ya. ¡Ya, vale! ―se quejó, pues Siwon no lo soltaba ni a tiros.
Se revolvió un poco en sus brazos, hasta que el mayor lo soltó.
―¡Vámonos o llegaremos tarde! ―exclamó cogiendo su mano y tirando de él en dirección al lugar dónde se reproducía aquel musical que tantas ganas tenía de ir a ver, las entradas del cuál habían aparecido mágicamente en su mochila aquella misma tarde.
Siwon rió y caminó unos pasos detrás de él hasta colocarse a su altura y darle un besito en su mejilla para después andar junto a él con las manos entrelazadas y una misma bufanda abrigando sus cuellos.
Siwon adoraba el invierno.